Tres testigos contradicen al acusado de matar a su hermano y aseguran que sí tenía una pistola

Un total de tres testigos han asegurado este jueves que Francisco G.C., para quien la Fiscalía de Sevilla solicita 22 años de cárcel por matar de tres disparos a su hermano el 16 junio de 2013 en una nave de la agrupación agrícola ganadera 'La Jarilla' de La Rinconada, sí tenía una pistola pequeña que los propios testigos hallaron escondida en una bolsa en esta nave.

Un total de tres testigos han asegurado este jueves que Francisco G.C., para quien la Fiscalía de Sevilla solicita 22 años de cárcel por matar de tres disparos a su hermano el 16 junio de 2013 en una nave de la agrupación agrícola ganadera 'La Jarilla' de La Rinconada, sí tenía una pistola pequeña que los propios testigos hallaron escondida en una bolsa en esta nave.

Hay que destacar que la versión dada por estos tres testigos contradice la ofrecida en el juicio por el propio acusado, quien aseguró que "nunca" ha tenido un arma" porque es un tema que "no le ha interesado" y que "los únicos tiros que ha pegado fue en 1985 en la mili".

Durante el juicio con jurado popular que se sigue en la Audiencia Provincial de Sevilla, dos de los testigos han relatado que un día del año 2003 se encontraban limpiando la nave de 'La Jarilla' junto al fallecido cuando encontraron bajo un palé una pequeña pistola en el interior de una bolsa de plástico.

Según uno de estos testigos, "el arma estaba oxidada, mugrienta y era muy pequeñita", y además junto a ella había una caja con munición, tras lo que entre todos decidieron llamar al hermano de este testigo, que también ha comparecido en la vista oral, "porque le gustaba el tema de las armas". De hecho, este último llegó a probar el arma en un terreno propiedad de su padre.

"Mi hermano se la quedó un tiempo, hasta que me llamó Francisco —el acusado— y me dijo que teníamos algo que no era nuestro y que se lo teníamos que devolver, por lo que quedamos y se la dimos junto a la caja de cartuchos", ha relatado este testigo, quien ha precisado que la pistola era de color oscuro.

El segundo de los testigos que halló la pistola en la nave ha corroborado esta versión y además ha dicho que fue él quien se encontró en la nave el cuerpo de la víctima, el cual "se encontraba tirado en el suelo y con una bolsa puesta en la cabeza", por lo que le quitó la bolsa y vio "mucha sangre", por lo que decidió llamar a la Policía Local.

El cañón de la pistola, "MANIPULADO"

De su lado, también ha declarado como testigo José María G.S., que fue quien se quedó el arma antes de que le fuera entregada a la víctima y que ha relatado que su hermano le llamó "para ver si la quería, ya que soy aficionado a las armas y tengo escopetas", por lo que "fui a ver la pistola y comprobé que estaba cargada, por lo que me asusté".

Así, este testigo ha manifestado que desmontó la pistola, que era del calibre 6.35 milímetros, y le sacó la bala que tenía en su interior, tras la que la limpió y pudo comprobar que el cañón de la misma "estaba manipulado". Seguidamente, la probó en el campo de su padre y la guardó en su casa, todo ello hasta que, en 2009, "me llamó mi hermano diciendo que había aparecido el dueño del arma, y que era Francisco, que quería que se la diésemos porque era suya".

Tras ello, entregaron el arma al imputado, quien "dijo que iba a mover dinero y que quería ir protegido, y que si se hubiera podido hacer con otra arma, nunca la hubiera pedido para que no supiéramos que era suya". "Me dijo que era suya, que se la trajeron del norte y que la había comprado él", ha subrayado.

En la segunda jornada del juicio, también ha declarado una agente de la Guardia Civil que participó en la investigación y en la detención del acusado, quien ha asegurado "no tener ninguna duda" de que el imputado es el autor del crimen y ha desvelado que, en el curso de la investigación, hallaron residuos de disparo en el vehículo que conducía normalmente el procesado y en un sombrero y un cinturón intervenidos al acusado.

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