Una Princesa de Asturias a la que abandonó el "orbayu"

Un espléndido sol calentaba Madrid cuando Doña Letizia fue ingresada este mediodía en la clínica Rúber Internacional para el nacimiento de su segunda hija poniendo fin así a la leyenda de que a la Princesa de Asturias le acompaña siempre el "orbayu" en los grandes acontecimientos de su vida.

El orbayu, como se denomina en la tierra natal de Doña Letizia -Asturias- a la lluvia fina y constante, ha sido un compañero demasiado fiel de la Princesa en sus días grandes desde que se conoció su compromiso con el Heredero de la Corona, y, aunque el tiempo está revuelto, esta mañana hacía sol.

El 22 de mayo de 2004, de nada sirvió apurar hasta el último minuto el traslado de la entonces prometida del Príncipe de Asturias desde el Palacio Real a la Catedral de la Almudena. La novia y sus pajes tuvieron que realizar el trayecto en automóvil.

Sólo cuando ya los invitados se encontraban en el interior del Palacio de Oriente esperando la llegada de los Príncipes que habían ido a depositar el ramo de novia a la Virgen de Atocha, el sol ganó la batalla a las nubes y los madrileños recibieron sin paraguas el saludo de los novios desde uno de los balcones.

También llovió sin piedad, sobre todo para los profesionales de los medios de comunicación que aguantaron a pelo el agua, la noche del 30 al 31 de octubre de 2005, en que nació la primogénita de los Príncipes.

Igualmente estuvo pasada por agua la llegada a Lanzarote de la pequeña Infanta con sus padres para pasar sus primeras vacaciones navideñas en la residencia de la Mareta.

Sólo en una ocasión la lluvia se mezcló con las lágrimas de dolor de Doña Letizia. Fue el pasado 8 de marzo en el madrileño tanatorio de Tres Cantos, cuando se celebró el funeral por su hermana pequeña, Érika, fallecida el día anterior.

También con sol

Pero no hay que olvidar que otros importantes momentos estuvieron llenos de sol, como el día en que en el Palacio de El Pardo fue la petición de mano de Doña Letizia, o cuando, por fin y después de ocho largos días, los ciudadanos pudieron conocer a la primogénita de los Príncipes de Asturias, la Infanta Leonor.

Fue el 7 de noviembre de 2005 y a las puertas de la clínica Rúber Internacional, cuando Doña Letizia tuvo que proteger a la pequeña Leonor de la luz del sol que competía ese día con la futura Reina de España.

También cuando Doña Letizia protagonizó su primer acto oficial en Logroño, como madrina de la Bandera española concedida a la Unidad de Acción Rural (UAR) de la Guardia Civil, hizo un esplendoroso día.

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