Una exposición muestra el drama de ser mujer en Afganistán estén o no los talibanes en el poder

  • Mónica Bernabé es la única periodista española que vive permanentemente en el país y ha retratado a mujeres afganas durante años.
  • Junto al periodista Gervasio Sánchez, muestra la realidad del país.
  • Denuncian que la violencia contra las mujeres es endémica y que la comunidad internacional hace la vista gorda alegando que es cultural.
Una mujer afgana observa algunas de las fotografías que componen la exposición Dones Woman Afganistán, que puede visitarse en el Palau Robert de Barcelona.
Una mujer afgana observa algunas de las fotografías que componen la exposición Dones Woman Afganistán, que puede visitarse en el Palau Robert de Barcelona.
PAU CORTINA/ACN
Una mujer afgana observa algunas de las fotografías que componen la exposición Dones Woman Afganistán, que puede visitarse en el Palau Robert de Barcelona.

Nar Bibi, de etnia pastún, tiene 30 años y una hija de dos meses que pesa 2,5 kilos ingresada en el hospital. Se casó a los 20 y tiene tres hijos de 12, 7 y 3 años, y otros tres que murieron. Su foto y su historia aparecen en la exposición Dones. Afganistán, que puede visitarse en el Palau Robert de Barcelona hasta el 15 de febrero.

Zar Gul, con 20 años, es madre de dos niños de 5 y 2 años. Su padre la casó a la fuerza con un hombre treinta años mayor que ya tenía una primera esposa, pero huyó del hogar conyugal y ahora vive en una casa de acogida y quiere divorciarse, pero no puede porque carece de dinero para devolver la dote.

En Dones Woman Afganistán estas historias tienen rostro gracias a las fotos que ha hecho a lo largo de varios años Mónica Bernabé, la única periodista española establecida permanentemente en ese país, y al periodista Gervasio Sánchez, y se exponen en una muestra organizada con la Asociación para los Derechos Humanos en Afganistán (ASDHA).

Bernabé ha explicado que con la exposición quiere mostrar la difícil situación de la mujer 13 años después de la caída del régimen talibán, que la violencia contra las mujeres es endémica y empieza en la familia, estén o no los talibanes en el poder, y que muchas niñas que son dadas en matrimonio por dinero a ancianos y acaban con la vagina desgarrada tras su primera relación sexual.

La exposición aborda la realidad de las mujeres desde el ámbito social, cultural, familiar, económico y sanitario, y revela que las restricciones de los talibanes contra las mujeres, que tanto escandalizaron a Occidente, son pura anécdota comparado con lo que ocurre puertas adentro, según denuncia Bernabé.

¿Cuestión cultural o de derechos humanos?

Sánchez y Bernabé han aprovechado la exposición para denunciar que Naciones Unidas y otros organismos conocen esta realidad, pero que la comunidad internacional mira a otro lado diciendo que forma parte de la cultura afgana, a pesar de que se violan gravemente los derechos humanos.

Según han explicado, el maltrato se da en todas las clases sociales, e incluso en las que han llegado a ocupar cargos en política, como el caso de Habiba Donesh, que necesita seguir siendo diputada para evitar que su familia política le obligue a casarse con el hermano de su difunto marido, asesinado días después del matrimonio, como es tradición en el país.

Su cargo político le permite vivir en Kabul, tener protección armada y mantener la custodia de su hijo, pero teme que en cualquier momento lo secuestren, y ni su estatus ni su nivel cultural le eximen de este riesgo en un país en el que el 80% de las mujeres son analfabetas.

Bernabé y Sánchez recuerdan que después del régimen talibán las afganas recuperaron su derecho a participar en la vida política y hubo importantes avances legales en favor de sus derechos, pero "todo es papel mojado porque los fiscales y jueces apenas lo aplican".

Suicidios y consumo de opio femeninos

La violencia que se ejerce contra las mujeres ha hecho que los suicidios de las mujeres se disparen, siendo el único país del mundo en el que más mujeres que hombres se quitan la vida, unas 2.500 en el 2013, según los datos oficiales, aunque son muchos más.

El abandono y la pobreza en la que viven ha provocado también un aumento espectacular de mujeres adictas al opio, como el caso de Rokhshane, que tiene 16 años y huyó de la casa de su primo porque abusaba sexualmente de ella y era drogadicto. Ella también cayó en la adicción y está condenada a siete meses de internamiento en un correccional.

En un país de unos 30 millones de personas, explica Sánchez, hay más de 1,5 millones de adictos, un millón de hombres, 150.000 mujeres que lo hacen contra el dolor, el miedo o para evadirse de su realidad, y más de 200.000 niños "porque las mujeres fuman delante de sus hijos y se acaban enganchando".

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