El número de milmillonarios y su riqueza se duplican desde el inicio de la crisis, según Oxfam

Varias personas sostienen una pancarta durante la manifestación convocada por Alianza contra la Pobreza bajo el lema "Contra la riqueza que empobrece, actúa".
Varias personas sostienen una pancarta durante la manifestación convocada por Alianza contra la Pobreza bajo el lema "Contra la riqueza que empobrece, actúa".
EFE
Varias personas sostienen una pancarta durante la manifestación convocada por Alianza contra la Pobreza bajo el lema "Contra la riqueza que empobrece, actúa".

La crisis económica y financiera no solo no ha puesto freno a la prosperidad de los más privilegiados, sino que ha supuesto una oportunidad para incrementar más aún su posición fuerza. Al menos esta es una de las principales conclusiones de la ONG Oxfam, que en su último informe (Iguales) denuncia que el número de milmillonarios se ha duplicado durante la crisis, hasta alcanzar las 1.645 personas en todo el mundo con un patrimonio de más de mil millones de dólares.

También ha aumentado a más del doble (en concreto un 124%) la riqueza conjunta de esos milmillonarios durante los últimos cuatro años. Tal como muestran los cálculos de Oxfam, a partir del listado de grandes fortunas de la revista Forbes, las personas con patrimonios de más mil millones de dólares suman en su conjunto más de 5,4 billones de dólares (unos 4,2 billones de euros). Los 85 más ricos de entre los mayores magnates, por su parte, incrementaron su riqueza en 244.000 millones de dólares en el último año, un 14% más.

Las grandes fortunas obtienen unas rentabilidades medias muy por encima del crecimiento económico mundial. Así, mientras los mayores magnates incrementaron el año pasado su riqueza en un 5,3%, la media de crecimiento mundial fue del 2,5%, según datos del FMI. Así, en este contexto, la economía mundial se muestra en positivo y logra reducir la pobreza total, si bien fracasa a la hora de reducir la desigualdad extrema, que no ha hecho sino crecer durante las últimas décadas: Hoy siete de cada diez personas viven en un país donde la desigualdad ha crecido en los últimos 30 años, estiman los autores del informe de Oxfam.

La desigualdad, freno al crecimiento

En opinión de los autores del informe de Oxfam, "las desigualdades extremas son perjudiciales para el crecimiento", y detrás de la crisis económica y financiera de 2008 se identifica el factor de la desigualdad. Alegan que el objetivo económico único de la mayoría de los gobiernos ha sido históricamente buscar aumentos del producto interior bruto, algo que "es posible aún en países con altos niveles de desigualdad", aunque según apuntan estos periodos de prosperidad son menos sólidos y duraderos a medida que la riqueza está menos repartida.

Desde la publicación del libro El Capital en el siglo XXI, del economista francés Thomas Piketty, el debate sobre la desigualdad ha pasado a ocupar un primer plano dentro de las preocupaciones de los especialistas en crecimiento económico internacional. Su teoría, en esencia, explica que a lo largo de los últimos 250 años ha habido una progresiva concentración de riqueza y por lo tanto un aumento de la desigualdad debido a que la acumulación de capital crece más rápido que la economía. El mantra de la contención salarial para ganar competitividad explica, en parte, esta pérdida de peso relativo de las rentas del trabajo en el conjunto del PIB. Bajadas salariales que incluso la OCDE ha señalado como recetas negativas para el crecimiento económico.

El debate global sobre los efectos nocivos de la desigualdad económica en los países se ha visto enriquecido además por estudios recientes del propio Fondo Monetario Internacional. En su documento Redistribución, desigualdad y crecimiento, los investigadores del FMI concluyen que los poderes públicos no pueden solo poner el foco en la búsqueda del crecimiento y dejar de la lado la desigualdad, ya que ésta puede no ser solo "éticamente indeseable, sino también puede resultar en un crecimiento bajo e insostenible", explican. Es decir, que según los últimos hallazgos científicos una mayor distribución de la riqueza  fortalece el crecimiento de los países.

Es innegable, y los datos lo demuestran, que decenas de millones de personas han abandonado la pobreza extrema durante las últimas décadas gracias sobre todo al crecimiento de las economías emergentes. En los últimos 20 años, según Oxfam, son alrededor de 150 millones los que han dejado de pasar hambre. "No obstante, los frutos del crecimiento económico en los últimos años no han beneficiado a los más pobres, sino a las personas con mayor renta", subrayan.

La desigualdad, además, no afecta por igual a hombres y mujeres, y los autores del informe constatan una brecha de género. "Los hombres tienen una presencia mayoritaria en los segmentos más altos del nivel de ingresos, y además ostentan más puestos de poder, en calidad de ministros y líderes empresariales", indican, al tiempo que subrayan un dato: Solo 23 de los directores ejecutivos de las 500 mayores empresas del mundo son mujeres, y de entre las 30 personas más ricas apenas 3 lo son. En el otro lado del espectro, aseguran, son ellas las que más sufren y desempeñan los empleos más precarios y peor remunerados.

Una tasa del 1,5% para los milmillonarios

¿Es la desigualdad un mal menor, o una circunstancia inevitable en toda sociedad humana? Estos son algunos de los "mitos" sobre la desigualdad que desde Oxfam se proponen desmontar. Argumentan, por ejemplo, que un reparto desigual de los recursos es un problema que se puede y debe abordar desde la política, y para ello ponen como ejemplo a Suecia: En 1925 su desigualdad de ingresos era equivalente a la que existía en Turquía. "Sin embargo, gracias a la creación del estado del bienestar sueco, en el que se incluyeron disposiciones de acceso universal gratuito a la atención sanitaria y pensiones públicas universales, en 1958 la desigualdad en Suecia se había reducido casi a la mitad", aseguran.

Por ello, en el informe proponen abordar la lucha contra la desigualdad mediante una batería de medidas. Una de ellas es la tasa impositiva global a las grandes fortunas. Según sus cálculos, si todas las personas con una riqueza superior a los 1.000 millones de dólares aportara anualmente un 1,5% "se podrían haber salvado 23 millones de vidas" proporcionando atención sanitaria gratuita a los 49 países más pobres desde el inicio de la crisis. "En 2014, una tasa del 1,5% [a los milmillonarios del mundo] podría subsanar el déficit anual de financiación para poder escolarizar a todos los niños y proporcionar atención sanitaria en esos países", aseguran desde Oxfam.

También apuestan por incrementar de forma general los salarios mínimos profesionales como forma de revertir la imparable pérdida de peso porcentual de las rentas del trabajo en el PIB. Junto a esta medida, en el ámbito laboral se propone incentivar el empleo de calidad y tratar de reducir el porcentaje de empleos informales "donde no existen ni el salario mínimo ni los derechos laborales", reclaman los representantes de Oxfam.

Datos de "reconocidos economistas"

En el informe de Oxfam del pasado año (Gobernar para las élites), una cifra ocupó la mayoría de los titulares de prensa: "85 personas acumulan tanta riqueza como la mitad de la población mundial", que se repite en el documento de este año. El dato tenía su propia versión española, y aseguraba que las 20 personas más ricas en España poseen una fortuna similar a los ingresos del 20% más pobre. La metodología empleada para llegar al mismo —comparar el listado de Forbes con cifras correspondientes al IRPF de 2010— fue motivo de críticas, toda vez que se comparaban flujos con stocks y patrimonio con ingresos, y se mezclaron cifras, fuentes y referencias.

En esta ocasión, la comparación se mantiene, si bien los autores del informe sostienen que cuentan con el apoyo de economistas de prestigio como Joseph Stiglitz (premio Nobel de Economía), Andrew Haldane (economista jefe del Banco de Inglaterra) o Jeffrey Sachs (director del Instituto de la Tierra en Columbia), entre otros. Además, han participado con el asesoramiento de Andrew Gouinlock Berg (FMI) o Diane Elson y Chris Giles (del Financial Times).

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