Juventud se revuelve y no acepta prohibir el ‘botellón’

Mientras el resto de áreas alegan al anteproyecto de ordenanza de ruido, el concejal se desmarca de la postura oficial e incluso se opone a su traslado
El botellón de la plaza de La Merced tiene su muerte legal anunciada. Si sale adelante el anteproyecto de la nueva ordenanza municipal del ruido –ahora en fase de alegaciones en las distintas áreas y juntas de distrito–, no se podrá consumir alcohol en la vía pública después de las 22.00 horas.
 
Juventud se ha desmarcado y aboga por mantener un «botellón ordenado», según explicó a 20 minutos el concejal del área, Elías Bendodo,  quien ya ha remitido un informe a Medio Ambiente con su desacuerdo. «Ponerle una mordaza al botellón no es el camino; y trasladarlo, mucho menos», insiste Bendodo. Y va más allá: «La plaza de la Merced les viene magnífico».
 
En lo que sí coinciden Juventud y los detractores de la movida es en que el derecho a la diversión termina donde comienza el de los vecinos al descanso. El edil reconoce que la solución es difícil, aunque cree que es posible apelar al civismo de los jóvenes.
 
Sin competencias...
 
Otro de los argumentos que defiende Bendodo es que la ordenanza incluye competencias que no son municipales. «Quien debe legislar el consumo de alcohol en la vía pública es el Gobierno andaluz», asegura. No obstante, la concejal de Medio Ambiente, Patricia Marín, afirma que los ayuntamientos tienen la facultad de sancionar el consumo de alcohol en la calle, pero aclara que es un problema que va más allá y la Junta no puede desentenderse.
 
Marín explicó que las alegaciones de las distintas áreas se discutirán, pero quienes tendrán la última palabra son los técnicos de Medio Ambiente. Después de casi dos meses de estudio, adelantó que la nueva ordenanza estará «muy pronto» en exposición pública.
 
Ni pobres ni marginales
 
Adiós al mito; quienes hacen 
botellón pueden pagarse sus  copas en una discoteca. Al menos, eso es lo que asegura un estudio del Área de Juventud entre los jóvenes asiduos al centro. La mayoría tiene un nivel socioeconómico medio-alto y una media de edad entre 18 y 25 años y eligen beber en la calle para no tener que soportar la música alta de los bares. Buena parte consume de dos a cinco copas por noche y no gasta más de 12 euros; y sólo el 8,3% reconoce que no prueba el alcohol.
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