Acusado de violar a dos prostitutas niega que las forzara y su abogado cree que le denunciaron por no pagar

Una de las chicas dice que fue amenazada con una navaja y la otra que el acusado le advirtió que tenía un arma, pero no la vio

El acusado de violar hace un año a dos prostitutas a las que recogió en la calle Castilla de Santander para tener sexo con ellas han negado que les forzara, que llevara armas y que les ameanazara con ellas, tal y como han mantenido las chicas, que, según el abogado defensor, han denunciado a su cliente —al que ha calificado de "tonto"— por no pagarles los servicios.

"El tonto este no les pagó", ha opinado el letrado defensor, aludiendo a su cliente, que tiene un retraso mental, que afecta sobre todo a su forma de expresarse y de abstracción, al que se le acaba de conceder una incapacidad del 37%.

A pesar de que los médicos forenses y los psicólogos que le han examinado han confirmado a través de las pruebas realizadas que existe ese retraso, han opinado en el juicio, celebrado este miércoles en la Audiencia Porvincial, que el acusado, con inciales FM.C., tiene sus capacidades volitivas y cognitivas "suficientes" y es capaz de discernir lo que está bien y mal.

El psicólogo de El Dueso, donde se encuentra el acusado en prisión provisional desde el 25 de octubre de 2013, sí ha expresado sus dudas si FM.C sabe el "daño" que se puede causar a una víctima de violación y ha añadido también que el "retraso" mental puede afectar a sus impulsos.

DECLARACIONES

Para el abogado de la defensa, la "lamentable" declaración de su defendido muestra que es "idiota".

En ella, FM.C ha reconocido que, tal y como indica el Ministerio Fiscal y la acusación particular, en la madrugada del 23 y 24 de octubre de 2013 recogió en la calle Castilla a las dos prostitutas, una cada día, tras pactar el precio y les llevó a una zona del Barrio Pesquero a mantener las relaciones sexuales acordadas en el coche.

Según su relato, cuando la primera le pidió que pagara por adelantado, le dijo que lo haría después y le mostró la cartera para que viera que tenía dinero, tras lo que ella aceptó, le puso un preservativo y comenzaron a tener sexo.

Ha asegurado que, al "poco", ella le dijo que "se acabó el tiempo" y que si quería estar más tenía que pagar más, a lo que él le contestó que ella no le había dicho "nada" sobre la duración del servicio.

Según la versión del acusado, ante la negativa de ella de seguir teniendo relaciones sexualers, la chica se puso la ropa y le dijo que la llevara a donde la había recogido en la calle Castilla.

Tras ello, el acusado ha señalado que, sintiéndose "engañado", dejó a la chica "mucho antes" del lugar y no le pagó. "Reconozco que hice mal", ha afirmado FM.C, que, sin embargo, ha asegurado que, tras ello, se fue y "no pasó nada".

Así, a preguntas de las partes, ha negado que forzara a la prostituta o le amenazara con una navaja.

Frente a esta versión, esta primera prostituta ha señalado que cuando fueron al Barrio Pesquero, ella se puso a buscar los preservativos en su bolso y en un momento que lo miró vio que el acusado tenía la cartera en la mano.

A continuación, ha señalado que mientras ella seguía rebuscando entre sus cosas, él le dijo: "Mira lo que tengo para ti" y cuando ella lo hizo pensando que era el dinero vio que lo que tenía en sus manos era la navaja.

En base a su relato en el juicio, apuntándole con la navaja a la altura del cuello pero sin llegar a tocarla, el acusado le advirtió que "ahora vamos a hacer lo que yo te diga".

Según la prostituta, el acusado se negaba a usar preservativo, llegando ella a ponérselo y él a quitárselo. Sin protección ya, la chica le hizo una felación mientras él le tiraba del pelo y a continuación le mandó ponerse en diferentes posturas sexuales para penetrarle vaginalmente.

La chica ha explicado que, a parte de con la navaja, en el tiempo que estaba en el coche el le amenazó con tirarla a un acantilado o a pegarla un tiro. "Con las palabras me convenció", ha añadido.

Finalmente, según la versión de la chica, ésta le convenció para que la llevara de vuelta a donde la había recogido.

Él paró en la zona de la Biblioteca Central y ella bajó del coche, apuntó la matrícula y llamó por teléfono a un "amigo" —su "novio" y "protector", según ha reconocido al abogado defensor, que cree que es su "chulo—.

Según ha reconocido a preguntas de la defensa, la chica relató al hombre que había tenido relaciones sexuales sin preservativo y fue éste quien le dijo que "sin goma, era violación". Tras ello, fue a la Policía Local y ya por la tarde a la Policía Nacional y, posteriormente, días después, a prestar declaración a los juzgados.

Respecto a la segunda prostituta, el acusado ha señalado que, estando ya en el Barrio Pesquero, cerca de donde había estado el día anterior, pagó a la chica y ella metió el dinero en su bolso, le puso el preservativo y le hizo una felación.

El acusado ha narrado que, cuando estaban allí, vieron cerca a una patrulla de la Policía Local y ella le pidió que le llevara a tomar un café un bar.

FM.C accedió y le propuso que, tras el café, fueran a su casa a Torrelavega, aceptando pagarle más y a llevarla de nuevo a Santander, diciéndole la prostitita que lo "pensaría". Sin emabrgo, esta le dijo que iba a buscar un lugar para hacer sus necesidades, no volvió y él se fue.

Como en el caso anterior, ha negado que tuviera una pistola, tal y como sostiene esa segunda chica. "Nunca he andado con pistola", ha insistido el acusado.

Frente a esta declaración, la prostituta ha explicado que cuando la recogió esa noche en la calle Castilla y fueron al Barrio Pesquero él le dijo que "tenía un arma" y la iba a matar.

Sin embargo, ha explicado que el chico hizo el amago de sacar "algo" de debajo del asiento pero no llegó a hacerlo. "No sé si tenía arma, yo no lo he visto".

Ella ha señalado que tuvo "miedo" y mantuvieron relaciones sexuales con dos preservativos que, según ha explicado, él "rompió" mientras lo usaba.

También se ha referido a que cuando el acusado vio pasar a la Policía se intentó esconder, escurriéndose hacia abajo en su asiento —según ha escenificado— y ella le dijo que fueran a tomar un café y él le ofreció ir después de tomarlo a su casa.

Sin embargo, la chica ha señalado que cuando iban al bar él fue un momento al coche a buscar el móvil y ella aprovechó para irse y se encontró con un policía al que le relató lo ocurrido.

Tras escuchar a las prostitutas, el acusado ha insistido en que es "inocente" y en que "nunca ha hecho daño a nadie".

Mantienen las penas el fiscal y la acusación

Por su parte, el fiscal y la acusación particular han mantenido su acusación y reclaman una pena de 21 años de cárcel para el acusado, al que consideran autor de dos delitos de agresión sexual, uno con intimidación con arma peligrosa.

Tanto el fiscal como la acusación consideran que, a pesar del retraso del acusado, no puede atenuarse la pena. Además de la pena de cárcel, solicitan una indemnización de 3.500 euros para las víctimas por daños morales.

A su juicio, hay "pruebas hasta concluyente" y los hechos están "suficientemente acreditados" mientras que no lo considera así la defensa, que pide la libre absolución para su representado.

Ha señalado que la "única" que existe es la declaración de las chicas y no existe "ni una prueba forense" que acredite alguna señal o hematoma que pueda corroborar la agresión. "No hay absolutamente nada", ha concluido, que ha destacado que, a pesar de ello, se le piden a su defendido 21 años de cárcel. "Ni a un etarra le ponen 21 años de prisión", ha aseverado.

Además, ha destacado que las prostitutas se subieron voluntariamente al coche tras dar su "consentimiento" a la relación sexual.

El abogado ha defendido que "no tiene ningún sentido" que el acusado vaya a forzar a las prostitutas y a amenazarles para que hagan algo por lo que ya había pagado.

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