Freedom to Party (Libertad para estar de fiesta). Una de las consignas políticas de los jóvenes ingleses de finales de los años ochenta era así de concisa y, pese a la apariencia hedonista, así de antisistema. Bajo el lema se organizaron manifestaciones, concentraciones y otros actos de protesta procedentes de los grupos de habituales a las raves, las fiestas, casi siempre clandestinas, libres, semiimprovisadas y gratuitas dominadas por la música electrónica dance y las nuevas drogas de club, sobre todo el MDMA o éxtasis.
Tan espontáneos como las celebraciones musicales, que proliferaron en toda Inglaterra a partir de 1987 y alcanzaron el clímax en el llamado Segundo Verano del Amor de los dos años siguientes, los flyers, panfletos de pequeño tamaño y producción rápida, se convirtieron en el medio de promoción y anuncio para comunicar dónde y cuándo se celebraban las raves.
Boca a oreja colectivo
Antes de que las fiestas se comercializaran para convertirse en un negocio más y las grandes discotecas acabaran con las fiestas improvisadas —cosa que consiguieron con la con la Criminal Justice and Public Order Act (Ley de Justicia Criminal y Orden Público) aprobada en 1994—, en una época en que Internet no era más que un balbuceo, los flyers eran el boca a oreja colectivo para saber el lugar y el momento en los que era necesario estar.
Rave Art (El arte del 'rave') reúne centenares de ejemplares de aquellos panfletos anónimos. Editado por Carlton Books y coordinado y escrito por Chelsea Louise Berlin, una londinense que afirma no haberse perdido una sola de aquellas celebraciones de la edad dorada de la electrónica en el Reino Unido y que de todas ellas conservó material gráfico, el volumen se presenta como la primera antología dedicada a los flyers, las tarjetas de entrada vip y los carnets de socio de los locales más calientes de la época.
Retorno a la psicodelia
Con diseños simples y rápidos, basados, como la música dance, en la idea de collage, en los anuncios hay referencias a las entonces nuevas drogas de club —los iconos de smileys son habituales— y un retorno a la psicodelia en la que se habían sumergido los padres de los ravers y a la que ahora estos regresaban por la vía del trance hipnótico de la música acid o house.
En la antología aparecen flyers de Shoom y Spectrum, los primeros templos británicos de la cultura musical del acid house, donde los míticos pinchadiscos Danny Rampling y Paul Oakenfold aplicaban las lecciones que habían aprendido en discotecas seminales de Ibiza como Ku, la llamada "discoteca más bonita del mundo", Amnesia y Pachá.
Salvocunducto secreto
Los flyers reunidos en Rave Art tienen el valor añadido de que formaban parte de una especie de salvoconducto secreto, sólo entregado a asistentes a una fiesta anterior para indicarles el lugar y fecha de la siguiente. No llamar demasiado la atención con carteles grandes y de reparto masivo era necesario para evitar que la Policía interrumpiera la jarana y porque en ella abundaría el consumo de drogas ilícitas.
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