El Barrio: "A la gente le gusta ver esta cara fea con sombrero, aunque a los medios no"

  • El cantautor andaluz regresa tras tres años de silencio con 'Hijo del Levante'.
  • "A nosotros que nos den por culo, pero a los niños, pobrecitos, qué saben ellos de crisis o de bancos", protesta el artista.
  • "Lo que peor he llevado ha sido la incomprensión hacia El Barrio", señala.
El Barrio
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JORGE PARÍS
El Barrio

El Barrio, o lo que es lo mismo: el cantautor andaluz José Luis Figuereo, se presta sin problemas a posar delante del Congreso de los Diputados, aunque su nuevo disco, tras tres años de silencio, no vaya directamente del tema. Directamente, porque de manera transversal, el cantante acaba contando siempre lo que pasa por dentro y por fuera, a su manera, con su flamenco y sus 'ganas' de cantar como de 'andar por casa'.

Con Hijo del Levante, su trabajo más largo: 15 canciones, avisa de su vuelta y tocando temas que antes no había '"indagado", como él mismo cuenta.

El cantautor, al que tanto le ha costado que le hagan caso los medios, logró conquistar, sin embargo, al público. Un ejemplo: con La voz de mi silencio (2007) realizó una gira por todo el país. El 'No hay entradas' se repitió por toda la geografía, y en Madrid llenó durante dos días seguidos (marzo 2008) el Palacio de los Deportes: al que regresó el 5 y el 6 de diciembre del mismo año. Aquello lo convirtió en el único artista hasta esa fecha que llenaba cuatro veces el recinto en sólo unos meses.

No hay mar en Madrid para retratarlo delante ni tampoco estamos junto al edificio que siembre abarrota: el Palacio de los Deportes, así que el Congreso es el escenario.

Con esta foto aquí delante, se lo tengo que preguntar: ¿Qué cantaría si entrara en el Congreso?

A los que están ahí en el Congreso les cantaría las 40, les cantaría las 40 como toda España.

Pero con un poco de flamenco, ¿no?

Sí, un poco aflamencado para que sepan que el que les canta es un cantante andaluz.

¿Cree que no lo saben?

Hombre, claro que lo saben, saben lo que pasa de sobra. Lo que pasa es que tampoco se puede hacer mucho más.

¿No?

Bueno a nosotros no sólo nos tienen machacados con el 21%, sino con Hacienda que se lleva el 53%...

Y la gente que los ve en un escenario y firmando discos, ¿cree usted que sabe algo del 'asalto' a la música?

No, claro, para ellos es todo maravilloso, pero como decía Paquirri, que toreaba dos toros, cuando llegaba el segundo, decía: "Éste es para Hacienda".

Estos tres años de silencio, ¿cómo los ha vivido?

Pues viendo este declive tan grande, a padres sin tener para darles de comer a los hijos, los comedores sociales, los niños.... A nosotros que nos den por culo, pero a los niños, pobrecitos, qué saben ellos ni de crisis ni de que un banquero se ha llevado no sé cuánto, ni tarjetas, ellos no quieren más que cuando sean las dos y media tener su plato de comida en la mesa.

¿Y podía con ese silencio o le daban ganas de arrancarse y salir a cantar?

Necesitaba parar y paré para indagar en temas que no había escrito, y ahora están, como el alzhéimer, al maltrato.

Pero siempre con ese 'sello' suyo que sus seguidores definen como: "Compañía y ánimo para seguir adelante"...

Sí, es que ya no hace falta más que ponerse un telediario para entristecerse, así que le hago un canto a la esperanza al menos, que tengan alegría en sus corazones.

¿Qué siente cuando escucha halagos como el que le he dicho?

Gracias a ellos, a los que me siguen soy quien soy, ellos me pusieron en este sitio.

¿No le gusta la exposición?

No, prefiero la inaccesibilidad, que vayan a a la plaza a verme.

¿Y esperaba llenar la plaza de esta manera?

Desde siempre he trabajado, pero, claro, nadie se espera esta magnitud, o yo al menos no. Llevo currando toda la vida, y tengo 44 años. Y se hace camino al andar, vas viendo que cada vez te siguen más hasta que te encumbran y te llevan a lo más alto de la carrera.

¿Y qué espera dar a todos los que le han encumbrado con este álbum?

Sobre todo identificación para el alma, verse reflejados en una galería de situaciones. Para ellos un disco de El Barrio es un espejo.

Es una de las canciones dice usted: "Te llena de mierda la conciencia..."

Sí, es una historia de alguien que es capaz de vestir de lobo a una persona y darle de comer pienso de cordero, subirlo al estrellato y bajarlo a los infiernos. Una persona a la que enriquecen y engañan al tiempo.

Y si lo llevamos al terreno personal, ¿qué le llena a usted de mierda la conciencia?

Me llena de mierda la conciencia que no se gasten los gobiernos dinero en paz y sí en una bomba, y que nunca se acaban las balas y que haya tantos chiquitos con hambre...

Con los niños tiene usted una sensibilidad especial...

Como soy papá y tengo dos chiquitines.... Estoy pensando en hacer Neverland, como Michael Jackson, pero en Cádiz, pero que a mí no me tachen de ninguna otra cosa.  Creo que son los seres más maravillosos del mundo. Ver sonreír a un niño no tiene precio, mirarlo a los ojos, tampoco, y lo escuchas toser en la noche y cada vez que lo oyes te da una cuchillada en el estómago.

¿Igual no tienen ni conciencia, hablando de mierda y conciencia, los que les han metido ese 21%?

Yo lo que pienso es que nos atan de pies y manos, pero hay una catástrofe en cualquier lado y para levantar todo hace falta la música, festivales o maratones en la tele para recaudar dinero. Se tira de la música para todo y después se la ata de pies y manos. Deberíamos ser un poco más consecuentes. Cuando pasa una catástrofe, ¿por qué no va el político a trabajarla?

Vuelvo a sus letras. "El olvido que más duele", ¿cuál es el suyo?

El del alzhéimer. ¿Sabes de qué muere un enfermo de alzhéimer? Muere porque se le olvida respirar. Es increíble que alguien que está a tu lado te diga con 80 años: Llévame a ver a mi madre que vive al lado...". Y han tirado ese bloque, esa plaza, y ella sigue viendo el piso de su madre.

También lo ha escrito usted: "Cómo escuece mi llanto", ¿cuál le escuece a El Barrio?

Me hace llorar todo lo que haga mal para la paz y para la vida, porque yo soy un enamorado de la vida, me encanta vivir. Quisiera que me mordiera Drácula para ser inmortal.

¿Tanto le gusta la vida?

Tanto, pero lo malo de ser inmortal es que tendría que ver morir a los seres que quiero. Pero yo cada día doy las gracias a Dios por haberme dejado vivir un día más. Hay cosas muy bonitas que no admiramos.

Igual volvemos a encontrarle ese punto a lo que no necesita dinero...

Admirar la vida no cuesta dinero.

¿Cree que una de las cosas que más seduce a la gente, música aparte, es que sea usted un trabajador y no alguien lejano, histriónico, divo..?

Yo he trabajado muchísimo, desde chiquito, y las he pasado canutas. Mi vida ha sido más un pedregal,  mi vida ha sido más de espinas que de rosas.

¿El momento más duro? ¿La espina más gorda?

La incomprensión hacia El Barrio, ni siquiera nos criticaban los medios, no existíamos para ellos.

¿Por qué?

Igual es que la casa discográfica no se gastaba dinero en mí o que la cara de un tío feo como yo con sombrero no era comercial.

Pero esa cara llena el Palacio de los Deportes...

Porque les gusta ver la cara fea de un tío con sombrero. A la gente le gusta, pero a los medios, no.

¿Y ahora, les gusta más?

No les llega a gustar, pero les va gustando.

¿Lleva a sus hijos a los conciertos?

A veces, pero me siento más tranquilo si están en casa con sus horarios. Pero me gusta verlos, a ellos y a los que llevan a sus hijos, porque están criando a sus hijos bajo un idioma musical, como cualquiera, todos tenemos canciones de cuando éramos chicos.

¿Cuántas horas pondría usted de música obligatoria a los niños?

Las mismas que matemáticas, lengua o sociales. Es muy importante, sirve como terapia.

Y al final es la banda sonora de nuestras vidas...

A ti te dan malas o buenas noticias y te pones música acorde con ello.

¿Cuál es la suya?

Yo soy muy nostálgico. Soy de los que me ha tocado siempre la primitiva pero se me ha perdido siempre el boleto. La que me acompaña es Paco de Lucía.

"Sudar la ausencia", otra frase suya...  ¿Ha sudado usted muchas?

He sudado bastantes ausencias. Los músicos vivimos en un aeropuerto, somos los que más nos despedimos del mundo. Ausencia es pérdida, no tiene que ser defnitiva, pero sí pérdida de la visión de lo que admiras.

¿Qué es lo que más admira?

A los luchadores.

¿Como usted?

Yo sigo luchando.

Si no hubiera llegado hasta aquí, ¿dónde se ve?

Detrás de una cámara o ayudando a poner un cable para que cante otro...

A usted no se le caen los anillos...

Por nada.

¿A sus hijos les transmite ese espíritu?

Sí, no me gusta que estén con la tableta. Quiero que trabajen, que si llueve papá está para abrir el paraguas, pero que sí pueden, que se compren un paraguas ellos, que sepan lo que es luchar, porque luego vienen los fracasos más grandes. Las tormentas que pueden llevarte hasta quitarte la vida. Por tener una deuda grande, como he visto a amigos míos. Eso no es luchar, hay que tener dos cojones para todo.

¿Y para quitarse de en medio, no hace falta también valor?

No, hay que dar la cara.

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