El juez rechaza dejar en libertad al detenido por el crimen de la calle Feria

El juez de Instrucción número 4 de Sevilla ha rechazado la petición de libertad planteada por el hombre de 38 años detenido como presunto autor el 27 de agosto de la muerte de un ciudadano boliviano en el interior de una vivienda del número 10 de la calle Feria, según han informado a Europa Press fuentes del caso.

El juez de Instrucción número 4 de Sevilla ha rechazado la petición de libertad planteada por el hombre de 38 años detenido como presunto autor el 27 de agosto de la muerte de un ciudadano boliviano en el interior de una vivienda del número 10 de la calle Feria, según han informado a Europa Press fuentes del caso.

En este sentido, las mismas fuentes consultadas han indicado que el juez Francisco de Asís Molina dictó un auto el pasado día 1 de octubre en el que rechaza el recurso presentado por la defensa de José Manuel F.R.R. contra su decisión de enviarlo a prisión sin fianza por sendos delitos de homicidio, detención ilegal, robo con violencia, lesiones y falsedad, así como dos faltas de estafa.

El juez ha admitido en el auto el recurso de apelación presentado por la defensa del imputado, ejercida por el abogado Alejandro Bancalero, por lo que ahora será la Audiencia Provincial de Sevilla la encargada de decidir sobre la petición de libertad planteada.

Las mismas fuentes consultadas por Europa Press han recordado que el imputado confesó los hechos ante la Policía Nacional y también frente al juez instructor, a quienes relató que acabó con la vida de la víctima "en defensa propia" durante una discusión entre ambos, tras lo que escondió el cadáver y decidió vender algunas de sus pertenencias para obtener dinero, ya que confesó ser "ludópata", por lo que colgó un anuncio en Internet y contactó con varias personas, entre ellas con el joven al que agredió y que hizo que se destapara el crimen.

Según el relato policial, los hechos tuvieron lugar sobre las 18,25 horas, cuando un subinspector y dos policías adscritos al Grupo Hércules de la Comisaría del distrito Centro que patrullaban a bordo de sus motocicletas fueron enviados hacia la esquina de la confluencia de las calles Feria y Castellar, dado que varias personas habían alertado de que en una de las viviendas se escuchaban "fuertes gritos".

Una vez allí, los agentes localizaron junto al número diez de la calle Feria a una persona que sangraba abundantemente por la muñeca y los nudillos de una de sus manos, dado que al parecer había fracturado el cristal del portón a golpes. Según les manifestó "de forma apresurada y nerviosa", su primo había subido a un piso de la finca a comprar un terminal de telefonía móvil y se escuchaban "golpes y gritos, pensando éste que lo iban a matar".

En esto, los agentes advirtieron que otra persona se estaba descolgando por el balcón del primer piso, saltando al suelo y huyendo hacia la calle Mengíbar, siendo perseguido hasta ser alcanzado a pocos metros de distancia. Dicha persona les manifestó, literalmente, que huía porque había concertado una cita con un joven para venderle de un teléfono móvil, pero cuando accedió al domicilio el imputado le agredió golpeándole en la cabeza con una botella para sustraerle los 400 euros que portaba para la compra del terminal.

Por todo esto, los agentes procedieron a la detención de este individuo, recuperándose el dinero sustraído.

Confesión al entrar en el patrullero

Así, cuando el ya detenido por robo con violencia iba a ser introducido en un patrullero para su traslado a dependencias policiales, los agentes comenzaron a preguntarle sobre el piso donde había tenido lugar el robo, requiriéndole la identidad de su legítimo inquilino para contactar con él y efectuar una inspección, ante lo que éste manifestó que el inquilino se encontraba "muerto en su interior desde el sábado, cuando lo había matado". De igual modo, declaró que también encontrarían la cartera de una tercera persona, a la que había robado tras tener una cita con él.

Por ello, uno de los agentes accedió al inmueble observando diversos indicios que hacían creer que lo manifestado por el detenido era verdad y localizando finalmente el cuerpo de una persona fallecida en su interior.

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