El Papa Benedicto XVI entierra el limbo, pero resucita el infierno

Ratzinger contradice las palabras de Juan Pablo II, que se desmarcó en 1999 de la concepción clásica del averno.
Benedicto XVI se ha desmarcado de las palabras de su admirado antecesor al contradecir la doctrina acuñada por Juan Pablo II en lo que respecta a un espinoso tema: el infierno, ese destino funesto ubicado bajo la tierra, «escondido y alejado de Dios».
Si  para Juan Pablo II el infierno constituía más bien una metáfora de tipo espiritual, para el Papa actual el infierno existe y «es eterno».

Hasta la llegada del Papa polaco, la idea de la salvación se había basado siempre en la dualidad bien-mal: existe gente buena porque hay gente mala, y existe premio porque hay castigo; al menos, esa era la base sobre la que se edificaba la idea de «salvación» en la religión cristiana.

Wojtyla dio un giro a la doctrina, que ha durado sólo unos pocos años, al decir que «el infierno indica más que un lugar, la situación en la que llega a encontrarse quien libremente y definitivamente se aleja de Dios, fuente de vida y alegría».

Adiós al limbo

Éste no es el único cambio experimentado recientemente por el más allá. El Vaticano, tras años de debate interno, también ha resuelto eliminar la idea de limbo, un lugar «sin tormento pero alejado de Dios» al que iban los niños recién nacidos que no recibían el sacramento del bautismo.

Para los teólogos, el limbo ofrecía «una visión restrictiva» de la salvación, por lo que debía ser eliminado.

Ausente el infierno y con el limbo en el punto de mira, hacía tiempo que la muerte no suponía un trámite doloroso desde el punto de vista cristiano: con el cielo como premio, el pecado se había quedado sin castigo.

Ratzinger ha decidido enmendar la situación y restituir el esquema clásico, aunque sin la consolación del limbo: o te salvas, o te condenas.

Otros infiernos

Tártaro: La parte negra del Hades, el inframundo al que Caronte transportaba a los griegos una vez muertos.

Hel: Lugar al que iban los nórdicos que no accedían al Valhalla, gobernado por la diosa denominada Hel o Hela.

Jahannam: Versión islámica del infierno cristiano. Aparece descrito varias veces en el Corán y también se opone a la idea positiva del paraíso.

Xibalbá: El infierno de nueve niveles de los mayas, en el que reinaban los demonios.

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