Con sus votos,

los franceses han elegido al conservador Nicolas Sarkozy y la socialista Ségolène Royal para batirse en el duelo final por el Elíseo el próximo 6 de mayo, con un apoyo de algo más del 31 por ciento para el primero y del 25% para la segunda.

Sarkozy y Royal protagonizarán un

debate televisado el próximo

2 de mayo para confrontar sus programas electorales, según anunció esta noche la cadena "TF1", líder de audiencia.

A la espera de los datos definitivos, Baroin consideró que habrá una participación "récord" de entorno al 85%, comparable a la primera elección de un presidente francés por sufragio universal directo en Francia, en

1965, y en la que ganó el fundador de la V República, el general Charles de Gaulle.

Según el Ministerio de Interior, con el 88,08% de los votos escrutados anoche, la participación era del 84,61%, lo que equivale a una abstención del 15,39%.

Según Baroin, "esta movilización excepcional de los franceses demuestra que han medido plenamente la importancia de este escrutinio para el futuro" de Francia.

"Esta participación masiva es la traducción de una vitalidad democrática intacta", subrayó Baroin, quien sustituyó a Sarkozy a finales de marzo pasado cuando éste abandonó el cargo para dedicarse plenamente a su campaña electoral.

El otro hecho destacado de la noche electoral es "el

retroceso de los extremos, tras la espectacular subida de 2002", añadió Baroin.

En la primera vuelta de las elecciones electorales de 2002, el ultraderechista

Jean-Marie Le Pen logró eliminar al socialista Lionel Jospin y disputar el Elíseo a Chirac, quien logró renovar su mandato con más del 82% de los votos.

La eliminación de Jospin se debió, en gran parte, a la dispersión de los votos de la izquierda a múltiples candidaturas, incluidas varias de ultraizquierda.

Por último, el ministro de Interior se felicitó de que en 2007 se den las condiciones para que los franceses puedan "elegir con total claridad el futuro" de Francia.

En 2002, no hubo debate de ideas en la segunda vuelta electoral, ya que se estructuró sobre la necesidad de unidad de los partidos políticos para cerrar el paso a la ultraderecha.