La líder de la delegación del PSOE en la Eurocámara, Iratxe García, ha anunciado que los socialistas españoles votarán en contra de la designación del ex ministro de Agricultura, Miguel Arias Cañete, como comisario europeo y ha acusado al presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, de crear una "mala imagen" para España por no retirar su candidatura.

La votación de la evaluación de Cañete, que estaba previsto que se celebrara este martes en las comisiones de Industria y Medio Ambiente del Parlamento, ha vuelto a retrasarse a este miércoles. Se hará al mismo tiempo que la del resto de comisarios pendientes, entre ellos el socialistas francés, Pierre Moscovici, para la cartera de Asuntos Económicos, según fuentes parlamentarias.

"Los socialistas españoles vamos a votar que 'no' a Cañete como comisario europeo", ha dicho la responsable del PSOE en declaraciones a la prensa, en las que ha dejado claro también que no aceptará un cambio de cartera. En cuanto al resto de socialistas europeos, la eurodiputada ha dicho que "hay posiciones bastante negativas" sobre Cañete y que el PSOE intentará convencerles de que se opongan a su designación en una reunión que se celebrará este miércoles.

"Hay dudas generalizadas por parte de la mayoría de grupos políticos y de todos los países con la figura del señor Cañete por varias circunstancias: por su política en materia de lucha contra el cambio climático, por sus declaraciones machistas, dudas graves sobre sus intereses profesionales en distintos ámbitos", ha asegurado Iratxe García.

"No entendemos cómo el señor Rajoy está permitiendo esta mala imagen de España con el único motivo de contentar y de responder a los deseos del señor Cañete de ser comisario europeo", ha subrayado la portavoz socialista. García ha acusado además al PP de estar "presionando con bloquear la Comisión Europea con el único motivo de mantener la figura del señor Cañete".

La comisión de Asuntos Jurídicos de la Eurocámara avaló este lunes por segunda vez la declaración de intereses económicos de Cañete y descartó cualquier conflicto de interés gracias al apoyo de tres eurodiputados del grupo socialista europeo, que se sumaron al PP y a los conservadores británicos. Otros tres socialistas europeos se abstuvieron.