Su desinformación respecto a la enseñanza pública es moneda común. Tenemos en baja estima la oferta educativa pública, se sobrevalora la privada y casi nadie piensa en que los docentes de la pública son los mejor preparados y quienes han acreditado su valía superando exigentes pruebas para lograr plaza, además de reciclarse con regularidad. Y si la DGA dedicara las subvenciones de los centros privados concertados (más una inyección adicional, que en financiación de enseñanza vamos muy justos) a dotar la oferta educativa con más y mejores centros, con más y mejores profesores, además de emprender una campaña de promoción, nadie se sorprendería de que sus hijos puedan disfrutar de un buen sistema educativo concebido para todos.