Allí, con la sensibilidad de su lente, reprodujo los gestos y códigos de un universo que gira alrededor de la muerte. Brutales y enigmáticas, las pandillas juveniles llamadas Maras llevan tatuadas en la piel una estética atroz, como reflejan las fotografías. Como ya hizo en Etiopía o Camboya, Isabel Muñoz arranca el asombro y el deseo del espectador de comprender la violencia de estos jóvenes.* Casa de América. Plaza de Cibeles, 2. Metro: Banco de España. Hasta el 27 de mayo. Gratis.
La violencia tiene su propia marca
En 2006, la fotógrafa catalana Isabel Muñoz hizo un descenso a los infiernos carcelarios de El Salvador.
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