Cómo ahorrar en la factura del gas y el agua: tres tipos de grifo que ayudan mucho

  • Los grifos de cierre mecánico o electrónico aseguran un consumo mínimo, pero son muy poco prácticos en una casa.
  • El monomando tiene dos pegas: colocación del mando y cálculo del caudal.
  • El termostático es el que más ahorra en agua y gas porque controla en cada momento la temperatura y el caudal, pero es el más caro.
Grifos
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Según un estudio de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) de este mismo año, hay diferencias de más de 350 euros anuales en el precio del agua entre las diferentes ciudades españolas. El estudio se realizó en 54 ciudades, comparando el precio del agua, revisando las tarifas y las tasas asociadas al consumo.

2014 empezó con subidas del m3 de agua en seis de cada diez ciudades. En los cinco últimos años la factura del agua se ha incrementado un 25’5 % por diferentes motivos. Visto lo visto ahorrar con el agua es obligado en muchos puntos del país y a ello puede contribuir mucho el tipo de grifería que escojamos. De hecho, el consumo de agua en el cuarto de baño representa en torno al 40% del total en el hogar.

A la hora de elegir grifería los expertos de la OCU recomiendan estos tres tipos:

Cierre mecánico o electrónico

Alta eficiencia y baja comodidad

Están ideados para instalarse en lugares públicos, donde el uso es intensivo y resulta habitual que el grifo quede abierto por descuido. El sistema mecánico consiste en un émbolo que al cabo de un tiempo cierra el caudal. El electrónico detecta la presencia del usuario y abre el flujo (caliente o frío) hasta que deja de utilizarse y se cierra automáticamente. Estos sistemas aseguran un consumo mínimo, pero son muy poco prácticos en una casa.

Monomando

Eficiencia media-alta y comodidad media-alta

Es el sistema más extendido por la variedad de diseños y por la comodidad. Además, las piezas de material cerámico que componen el grifo trabajan con una holgura mínima, lo que prácticamente suprime las fugas y los goteos.

Su mayor inconveniente es la colocación del mando. Con frecuencia, se tiende a dejarlo en el centro (entre la salida del agua fría y la caliente, mezclando ambas), por descuido o por un movimiento natural. Eso hace que cada vez que se abra el caudal, la caldera entre en funcionamiento, con el consiguiente consumo innecesario de gas. Se puede evitar teniendo siempre el mando en el lado del agua fría o adquiriendo un monomando de ‘apertura siempre en frío’.

Otro inconveniente es el cálculo del caudal necesario. De nuevo y por comodidad, tendemos a levantar el mando hasta el tope, con lo que se proporciona el caudal máximo (en general, unos 20 litros por minuto). Hay grifos que solventan el problema con un sistema de tope intermedio, de tal manera que se abre en un principio solo para proporcionar un caudal de 6-8 litros por minuto. Hay que volver a levantar el mando para obtener el máximo.

Grifos termostáticos

Alta eficiencia y alta comodidad

Es el grifo que más ahorra en agua y gas (y el más caro) porque con este sistema es posible controlar en cada momento la temperatura y el caudal. No solo resulta cómodo, sino que permite disminuir al mínimo la pérdida de agua que supone controlar la temperatura desde la caldera, acortando ese largo tiempo desde que abrimos el grifo hasta que sale caliente.

Además, ayuda a cambiar hábitos. Si sabemos que cuando abrimos el mando vuelve a salir exactamente a la temperatura deseada, seguro que no nos costará cerrar el grifo mientras nos enjabonamos y volverlo a abrir solo para enjuagarnos. Los grifos termostáticos suelen contar así mismo con una posición ECO que fija el caudal necesario para que aún abriéndolo al máximo solo fluya el agua que necesitamos. Y por último, esta grifería pueden disponer de filtros para elegir el tipo de chorro (spray, laminado o aireado).

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