Gol a puerta vacía de Roberto Iniesta en el concierto de Extremoduro en Las Ventas

  • Extremoduro volvió a llenar la plaza de Las Ventas de Madrid, donde ofrecieron un show con altibajos que sin embargo dejó un buen sabor de boca.
  • Aunque se echaron en falta algunos de sus mejores y más antiguos temas, la calidad del sonido y el espectáculo compensó las ausencias.
El guitarrista y cantante de Extremoduro, Robe Iniesta, durante el concierto que el grupo ofreció en Madrid el pasado 12 de septiembre.
El guitarrista y cantante de Extremoduro, Robe Iniesta, durante el concierto que el grupo ofreció en Madrid el pasado 12 de septiembre.
EFE
El guitarrista y cantante de Extremoduro, Robe Iniesta, durante el concierto que el grupo ofreció en Madrid el pasado 12 de septiembre.

Con la madrileña plaza de toros de Las Ventas abarrotada de gente y una puntualidad insólita, los cuatro melenudos extremodureños arrancaron con los elefánticos acordes de Extraterrestre que, justo antes de resultar cargantes, mutaron en Sol de invierno, haciendo que imperara la histeria colectiva.

Los de Extremoduro aún subieron más la temperatura con Buscando una luna, y La vereda de la puerta de atrás. La cosa prometía, pero siguieron con la pintoresca Mama ysu cuando menos extraña letra, lo que produjo un gran bajón entre el público.

De hecho ya no recuperarían los niveles de intensidad antes referidos hasta después del descanso, mutando en 'Extremoblando'. Por ejemplo, Calle Esperanza no queda tan bonita en directo como en disco, y resulta lenta para un concierto.

El nuevo tema del grupo de Roberto Iniesta, más conocido como 'El Robe', Canta la rana, no es precisamente un temazo y también está en clave tranquila. Sí hicieron un buen resumen de La ley innata, incorporando estrofas nuevas y ciñéndose a los fragmentos más emocionantes, pero seguía resultando música demasiado densa para la ocasión.

Entre tanta languidez sonora iba dando tiempo a admirar el imponente y original escenario y de paso alcanzaba su tope la calidad del sonido, que había ido mejorando tras los primeros temas. La batería sonaba atronadora (una caja alta, como Dios manda), pero algunas frases de guitarra resultaban inaudibles. Quizá los técnicos no pudieron hacerlo mejor, dadas las características acústicas del lugar.

Tras el Cuarto movimiento llegó la tradicional pausa, e hicieron borrón y cuenta nueva. A la vuelta, Prometeo y Jesucristo García volvieron a transportar al éxtasis. El raro pero bello Poema Sobrecogido (buenísima letra), y el poli-rítmico Tango suicida (donde se hace evidente la infra-utilización del teclista), son una agradable transición a la sección más bailable del evento.

So payaso, Standby (memorable y de elogiable limpieza de guitarra), Salir y Puta. Cuatro pilares de carga. Cuatro hits. Y forzaron aún más la maquinaria con la borrica Qué borde era mi valle, y qué botes daba la gente. Una delicia.

A la banda se la oye cohesionada y sin fisuras. De esto tiene gran responsabilidad Cantera, el batería, que cada vez gusta más como toca: contundente y sin concesiones. A Iñaki "Uoho", sin embargo, nos hemos acostumbrado por fuerza con el paso de los años, pero su estilo tan hiper-rockero no termina de cuadrar.

El guitarrista hace muy bien lo que quiere, pero es menos original que, por ejemplo, los guitarristas predecesores en Extremoduro, más modestos. Y pega menos. No es necesario meter tanto solo sobre un alargamiento musical, que puede llegar a cansar. Sin embargo, como compositor y arreglista el ex-Platero sí parece muy interesante.

Con una de arena y otra de cal, llegamos al final del concierto y como guinda, el himno post-hippy que es Ama y ensancha el alma, que sacó partido al mejor equipo de luces que he visto en un concierto, proyectando la exhortación verbal AMA, en letras enormes. La cumbre del show.

Quedaba aún otro mensaje pseudo-utópico, que es precisamente El camino de las utopías, como bis final. Y con esa coda tipo himno que tiene, lleva irremediablemente al dichoso Rockin'all over the world, y es cuando surgen las reflexiones.

¿Por qué de Pedrá hacia atrás sólo tocaron tres canciones? ¿Por qué ninguna de Somos unos animales y Dónde están mis amigos, con lo grandes discos que son? ¿Por qué, pese a todo, se pasaron volando las tres horas y pico que duró el show?  ¿Por qué, si ha habido evidentes pegas, dejó tan buen sabor de boca?

Quizá porque este grupo es mucho grupo. Cualquier canción menor de Extremoduro suele ser mejor que cualquier canción en general, y las buenas son tantas que no caben. ¿Tres horas? ¡Seis harían falta!

Robe, una vez más has triunfado, pero era muy difícil no hacerlo siendo tan buen compositor. Iniesta, ha marcado otro gol, pero era imposible no hacerlo a puerta vacía.

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