Referéndum en Escocia: claves de un incierto proceso observado por el mundo y por España

  • Los escoceses votan este jueves si quieren salir del Reino Unido; los últimos sondeos vaticinan un resultado muy igualado.
  • Los independentistas prometen un optimismo económico que ha sido puesto en entredicho y los unionistas recurren a la política del miedo.
  • Si gana el sí a la independencia, británicos y escoceses iniciarán la negociación para crear un nuevo estado que comenzaría a funcionar en 2016.
  • Los mercados financieros, el Gobierno español y los separatistas catalanes estarán muy atentos a lo que ocurra allí.
  • A FONDO: El sueño de tener un Estado propio: 10 territorios marcados por el independentismo.
Simpatizantes del ministro principal escocés, el independentista Alex Salmond (no fotografiado), durante un acto de campaña a favor de la escisión de Escocia del Reino Unido, en Edimburgo.
Simpatizantes del ministro principal escocés, el independentista Alex Salmond (no fotografiado), durante un acto de campaña a favor de la escisión de Escocia del Reino Unido, en Edimburgo.
EFE/Andy Rain
Simpatizantes del ministro principal escocés, el independentista Alex Salmond (no fotografiado), durante un acto de campaña a favor de la escisión de Escocia del Reino Unido, en Edimburgo.

Los escoceses celebran este jueves, 18 de septiembre, un referéndum que podría modificar el estatus político que han mantenido durante los últimos 307 años. ¿Debe ser Escocia un estado independiente o continuar integrado en el Reino Unido? Los últimos sondeos muestran unos resultados muy apretados, los dos bandos se aplican en la campaña y el mundo observa con expectación.

El viernes a primera hora (se calcula que sobre las 6.00 horas en España) terminará el recuento en los 32 distritos electorales y  se conocerá el resultado final.

¿Qué se vota en el referendum escocés?

La pregunta es sencilla y muy directa: ¿Debería ser Escocia un país independiente? Las respuestas posibles tampoco dan margen a la ambigüedad: "SÍ / NO". La pregunta fue pactada por los gobiernos británico y escocés en octubre de 2012. Alex Salmond, el líder separatista escocés, quería incluir una segunda cuestión para poner sobre la mesa la posibilidad de que Escocia se mantuviera en Reino Unido pero asumiendo más competencias. El Ejecutivo de David Cameron se negó y apostó por el todo o nada.

¿Quiénes votarán?

Cualquier británico (inglés, galés, escocés o norirlandés), irlandés, ciudadano de la Unión Europea o de los países de la Commonwealth, que sea mayor de 16 años y resida en Escocia podrá ejercer su derecho al voto, siempre que se haya registrado antes del pasado 2 de septiembre. En total, unos 4,3 millones de residentes tendrá derecho a expresar su opinión en las urnas.



Por ello, los cerca de 800.000 escoceses que viven en el resto del Reino Unido no podrán dar su opinión en el referéndum, mientras que los más de 400.000 ciudadanos del resto del Reino Unido que residen en Escocia, sí.

¿Por qué Escocia e Inglaterra son un mismo estado?

Escocia fue un reino independiente desde el año 843 hasta el año 1707 (aunque en esos años sus encuentros y desencuentros con sus vecinos ingleses fueron constantes). En el año 1603, el rey escocés Jacobo VI recibió la corona de Inglaterra, lo que supuso la unión de los dos reinos bajo un mismo monarca.

El siglo XVII fue muy convulso en Escocia (por temas religiosos y políticos) y culminó con la firma del Acta de Unión (1707) que certificaba la desaparición de los dos reinos (y sus respectivos parlamentos) y establecía el Reino Unido de Gran Bretaña. Escocia pasaba a ser una nación constituyente y una región administrativa de ese estado.

¿Es el primer referéndum que se realiza en Escocia?

No. El independentismo escocés nació en el siglo XIX, pero ha ido ganando influencia a finales del siglo XX y buena prueba de ello son las dos consultas previas realizadas.

En 1979, se consultó al pueblo escocés sobre la reinstauración del Parlamento escocés, pero en aquella ocasión el sí no obtuvo la mayoría que necesitaba, algo que ocurrió el 11 de septiembre de 1998. Gracias a aquella consulta, Escocia obtenía mayores niveles de soberanía, volvía a tener parlamento y un gobierno propio, aunque siempre como parte del Reino Unido.

¿Por qué votan ahora?

En 2011, el Partido Nacionalista Escocés (SNP, en sus siglas en inglés) dirigido por Alex Salmond ganó las elecciones al Parlamento escocés con mayoría absoluta. Obtuvo el 33,04% de los votos (en 2003 sólo tuvo el 23,8%). Salmond  había prometido el reférendum para 2014 —como así ha ocurrido, para hacerlo coincidir con el 700 aniversario de la victoria escocesa sobre los ingleses en la batalla de Bannockburn (sí, la del epílogo de la película Braveheart)— y la victoria le llevó a negociar con el Reino Unido la celebración de esta consulta.

¿Cuáles son los argumentos a favor del sí?

Los independentistas escoceses lo tienen claro y ven el futuro (secesionista) con optimismo: "Como una de las naciones más ricas del mundo, Escocia puede permitirse ser un exitoso estado independiente", se lee en su propaganda electoral. En la web de la plataforma que apoya esta opción (YesScotland.net), se hace hincapié en el petróleo que posee y se recoge una frase supuestamente atribuida al Financial Times que asegura que "una Escocia independiente sería tan rica como el resto del Reino Unido junto y estaría entre los veinte países más ricos del mundo". Es decir, ya no se ve ningún sentido, desde esta óptica, a la unión con Inglaterra, Gales e Irlanda del Norte.

El otro argumento, más político y sutil y también más entroncado con los tiempos de crisis que corren marca diferencias con Londres no tanto por sus diferencias culturales sino políticas: "Un sí significa un futuro sin los repetidos fracasos de los gobiernos de Westminster, unos gobiernos que ni siquiera hemos votado". No hay que olvidar que los escoceses son, generalmente, más de izquierdas que los ingleses y han rechazado la política de recortes de Cameron. Esta diferencia parece que no variará en los próximos años, viendo el actual Gobierno conservador de Londres y el auge del antieuropeista UKIP, que no logra, sin embargo, triunfar en territorio escocés.

Su ideal es una Escocia que siga reconociendo a Isabel II como jefa de estado nominal, tenga la libra como moneda y esté dentro de la UE y la OTAN.

¿Y qué afirman los que apoyan el no?

Frente al optimismo de los independentistas, los unionistas se han afanado en utilizar argumentos emocionales: "Podemos tener lo mejor de dos mundos", "la independencia sería un salto a lo desconocido" o, sin ir más lejos, las palabras de David Cameron cuando dijo recientemente que "le partiría el corazón" la secesión y que suplicaba "que no se rompiera esta familia", que si ocurre "sería para siempre".

Tras los sentimientos, van las razones que, como casi siempre, apuntan al bolsillo y tratan de meter miedo: la salida de la UE (los escoceses parecen mostrarse bastante europeistas), el abandono de la libra, la marcha de grandes empresas, el encarecimiento de las hipotecas, el riesgo para las pensiones... Argumentos que parecen haber calado en parte de la población ya que se ha registrado el traslado de millones de libras a Inglaterra en los últimos días.

A nivel político -sobre todo cuando los sondeos han empezado a virar a favor del indepentismo- desde Londres se asegura que la victoria del no, no significa que se mantenga el 'status quo' actual, sino que Escocia ganará más autonomía, aunque siga dependiendo del Gobierno británico.

¿Quién es el gran protagonista del referéndum?

Alex Salmond (Linlithgow, Escocia, 1954) no sólo es el protagonista del proceso, sino el gran triunfador. Este licenciado en Economía e Historia Medieval trabajó en la oficina británica para la administración de Escocia y en el Royal Bank of Scotland, donde se especializó en el mercado del petróleo del Mar del Norte. Todo muy relacionado con sus grandes ejes de campaña.



Lideró el SNP en los años 90 y le dio considerables éxitos que condujeron a la devolución de la autonomía y la cesión de competencias lograda en 1998, bajo el gobierno de Tony Blair. A principios de los 2000, dejó de dirigir el partido y se dedicó a la política en la Camara de los Comunes (donde se opuso a la guerra de Irak). Tras algunos varapalos electorales, Salmond regresó a la dirección del partido ya con la idea del referéndum en la cabeza. Logró la mayoría absoluta en 2011.

Pase lo pase, gane o pierda el referéndum, Salmond conseguirá, como mínimo, mayores concesiones políticas para Escocia. Como máximo, puede obtener algo que seguramente no esperaba ganar tan pronto: la independencia de su país.

La postura de Cameron ¿jugada maestra o error histórico?

Cuando en octubre de 2012, Cameron y Salmond pactaron la fecha y la pregunta, muchos alabaron la figura del primer ministro británico: quedaba como un gran líder democrático por permitir la consulta y parecía asegurarse una gran victoria al no permitir una pregunta más matizable, en un momento en que la independencia no parecía tener tanto respaldo popular. Sin embargo, en dos años los sondeos han comenzado a apretarse y ahora pueden ganar cualquiera de las dos opciones, aunque con escaso margen.

"Cameron lanzó un órdago que a la postre ha resultado ser una torpeza que puede resultar desastrosa para Reino Unido. Se puede pensar ya que es, probablemente, el peor primer ministro de la historia del país", analiza Ignacio Molina, investigador principal para Europa del Real Instituto Elcano.

¿Cuáles han sido los temas más polémicos de la campaña?

La libra. Los independentistas quieren una Escocia con la libra; el Banco de Inglaterra dice que eso no sería posible y los principales partidos británicos (conservadores, laboristas y liberal democratas) dicen que se opondrán. Salmond contraataca, entonces, con no asumir la parte de la deuda británica que correspondería a Escocia en caso de separación. A pesar de que la economía es una gran baza (ya hemos visto el optimismo del sí), desde fuera de Escocia no se ve así. Hace unos días el Nobel de Economía, Paul Krugman, escribía en The New York Times: "Tengo un mensaje para los escoceses: tened miedo, mucho miedo. Los riesgos de ir en solitario son enormes. Podéis creer que Escocia se puede convertir en otra Canadá, pero podríais acabar como España, pero sin sol".

El petróleo. Es la primera espada secesionista. Reino Unido, aunque con producción a la baja, es el segundo mayor productor de petróleo de Europa, tras Noruega. Sin embargo, las plataformas del Mar de Norte (el 90%) acabarían en manos escocesas en el caso de separación.

La UE. Los escoceses no quieren estar fuera de la UE y Salmond siempre ha dicho que eso no ocurriría. Sin embargo, el jarro de agua fría llegó desde Bruselas: si se independizara, Edimburgo tendría que solicitar y negociar la adhesión como cualquier otro país. Además, hay que contar con el derecho de veto británico, que sería crítico ya que la incorporación de nuevos miembros a la UE debe aprobarse por unanimidad. Igualmente, Juncker anunció hace unos meses que la política de ampliación de la UE está en punto muerto y no se esperan nuevas incorporacions en el próximo lustro.

Las armas nucleares. Reino Unido es una potencia nuclear gracias a su flota de submarinos que portan misiles nucleares Trident, cuya base está en la base de Faslane, cerca de Glasgow. El SNP es claro en este punto: si ganan, las armas nucleares saldrán de su territorio. En Londres ven con pavor esta posibilidad, por el tiempo y coste de esta mudanza a otra base y por el posible debilitamiento temporal como potencia nuclear que conllevaría el hipotético traslado de los submarinos.

¿Qué anticipan los sondeos?

En los dos últimos los sondeos han ido mostrando un importante crecimiento del apoyo a la opción nacionalista. En 2013, algunos sondeos daban una victoria del no por diferencias de más del 20%. Sin embargo, las encuestas más cercanas a la fecha de la consulta ofrecen, en general, victorias muy ajustadas del no y, en algún caso, una pírrica victoria (por 2%) del sí, algo que ha disparado el temor de Londres y la atención de la comunidad internacional.

¿Qué personalidades apoyan una y otra opción?

El mundo de las celebrities también ha entrado en juego por una u otra opción, aunque, en general, son más los que parecen apoyar el no. A favor de la independencia se han mostrado los actores Sean Connery, Brian Cox o Alan Cummings (de la serie The Good Wife) o el grupo de música Franz Ferdinand, entre otros.

A favor de permanecer en el Reino Unido se han posicionado la escritora J.K. Rowling (creadora de Harry Potter), Rod Stewart, Kate Moss, Roger Moore, las actrices Judi Dench y Elena Bonham Carter, el científico Stephen Hawking, los músicos Mick Jagger o Paul McCartney, el futbolista David Beckham y su exentrenador Alex Ferguson. Por cierto, muchos de ellos no podrán votar al no residir en Escocia.


¿Qué ocurrirá a partir del día 19 de septiembre?

Eso lo decidirán los escoceses. En un primer momento, al menos. Lo que está acordado es que si gana el sí (y esto solamente supone que haya más votos por esta opción, aunque sea uno) los gobiernos británico y escocés comenzarán un proceso de negociación que debería acabar, en teoría, en la independencia, un nuevo estado que comenzaría a funcionar en marzo de 2016 y las primeras elecciones en mayo de ese año. Si gana el no, Escocia permanecería en el Reino Unido, aunque obtendría más atribuciones políticas.

Sin embargo, los sondeos parecen vaticinar un resultado ajustado y eso, además de desenemascarar una sociedad quebrada, podría presentar nuevos problemas. Una victoria del no por poco, seguramente haría que los independentistas no abandonaran sus intenciones durante mucho tiempo y volvieran a la carga, ya con más compentencias, en pocos años. Ahí está, por ejemplo, el caso de la región canadiense de Quebec, que en las últimas décadas ha celebrado varios referéndums y las victorias ajustadas del no siempre han dado alas a los independentistas.

En el acaso escocés, siendo un movimiento europeista, si hipotéticamente el Reino Unido siguiera virando hacia el euroescepticismo y las posiciones del UKIP, no es descartable que se volviera a solicitar una consulta si Londres decidiera abandonar la UE.

Por el contrario, una victoria del sí por la mínima quizá provocaría que Londres se planteara su compromiso de respetar el resultado al pie de la letra y podría utilizar, por ejemplo, las negociaciones posteriores para embarrar el proceso. "La idea de que sería un divorcio amable no es cierta; habría muchos problemas para Reino Unido: en el Uslter y en Gales se pediría mas autonomía, sin duda, visto los resultados escoceses", augura el investigador Ignacio Molina.

De marcharse Escocia, Reino Unido perdería poder económico y político (podría incluso perder su asiento en el Consejo de Seguridad de la ONU), la libra podría devaluarse y se tendría que preparar para afrontar decisiones capitales como la nueva frontera. Además, no es descartable que el sí obligara a Cameron a adelantar las elecciones para que un nuevo Gobierno, apoyado por las urnas, afrontara las negociaciones con el nuevo estado escocés.

Más anecdótico sería el necesario cambio de nombre oficial del Reino Unido, que tendría que olvidarse de eso de la 'Gran Bretaña'. Incluso quizá tuviera que cambiar su bandera, ya que la Union Jack mezcla las banderas inglesa y escocesa.

La posible Escocia independiente, por su parte, podría tener problemas para encontrar reconocimiento internacional (como ocurrió con Kosovo), entrar en la UE, negociar su parte de la deuda del Reino Unido o incluso ver que el sueño de ser uno de los veinte países más ricos del mundo no es tan sencillo, según predicen diversos observadores internacionales.

¿Qué se opina a nivel internacional de la consulta?

Hay muchos países, empresas y organismos internacionales pendientes de la consulta y preocupados por la posible secesión escocesa: el debilitamiento económico y geoestratégico del Reino Unido preocupa a la OTAN, los EE UU, el FMI, los países de Europa e incluso a China, que ven incertidumbre e inestabilidad en el triunfo del sí; los países con problemas separatistas en sus territorios (España, Bélgica, Italia,etc.) adelantan que el éxito escocés podría alentar a sus nacionalistas; grandes empresas como Royal Bank of Scotland (RBS) y Lloyds con sede en Escocia han anunciado que se marcharían a Londres si gana el sí; la UE se enfrentaría a una situación sin precedentes en la que tendría que tomar partido, etc.

El apoyo internacional evidente que han recibido los separatistas ha venido de diferentes movimientos independentistas de otros países.

¿Debe importar el reférendum a los españoles?

En este mundo globalizado, casi todo lo que ocurre acaba salpicando a todos los países y entre ellos, a España. En plena campaña por la consulta soberanista en Cataluña, los nacionalistas catalanes han encontrado en Escocia un ejemplo a seguir, a pesar de que Salmond se ha desmarcado del proceso catalán al asegurar que la diferencia entre ambos es que el suyo es "consensuado". Los nacionalistas vascos también estarán muy pendientes de lo que ocurra el día 18.

"Al Gobierno español le asusta la victoria del sí por el ejemplo que puede dar, pero le agrada que internacionalmente se considere la jugada de Cameron como una torpeza", explica Ignacio Moreno, que asegura que esta supuesta torpeza fortalece la posición de negarse tajantemente a permitir la consulta por parte de Mariano Rajoy.

En la prensa económica también se habla de las posibles consecuencias que la secesión podría tener para las empresas españolas con intereses en el Reino Unido como Iberdrola (propietaria de Scottish Power), Repsol (con plataformas eólicas en el mar del norte), el Santander (con su filial en Reino Unido) o Telefónica (segunda compañía con más clientes de telefonía móvil en Reino Unido).

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