Valladolid ha dado este miércoles la bienvenida a una muestra sobre los trasmundos interiores y el mundo real, los testimonios de la guerra y los retratos sociales que Francisco de Goya plasmó en 218 conocidos grabados agrupados en torno a las series 'Los Caprichos', 'Los Desastres de la Guerra', 'La Tauromaquia' y 'Los Disparates'.
Abierta en la sala de La Pasión de Valladolid, la exposición 'Goya. Sus grandes series' muestra al público 218 grabados que plasman la visión y el testimonio del artista sobre los acontecimientos y el devenir de su tiempo: la guerra, la conciencia social y los "estados y estadíos" de la sociedad.
Así lo ha explicado el comisario de la muestra, Wilfredo Rincón García, quien en la presentación ha precisado que los grabados expuestos en Valladolid, pertenecientes a la quinta tirada de 'Los Caprichos', la segunda de 'Los Desastres de la Guerra', la séptima de 'Tauromaquia' y la tercera de 'Los Disparates', constituyen la obra "más personal" de Goya, la creada entre 1814 y 1828.
Tras su fracaso en la Academia de San Fernando, su paso por Italia y Zaragoza, su etapa como diseñador de bocetos de la Fábrica de Tapices y su desembarco en la Corte, ambiente en el que se convirtió en pintor del rey Carlos III y pintor de cámara de Carlos IV para, a continuación, ser defenestrado por Fernando VII, Goya afrontó su última etapa, "la más impresionante".
En este contexto, según Rincón García, el artista aragonés comienza a hacer "lo que quiere": autorretratos, las Pinturas Negras y una parte de las series de grabados, que comenzaron en 1797 con 'Los Caprichos', que según él mismo explicaba se centraban en las extravagancias y desaciertos de la sociedad civil y perseguían fomentar la fantasía.
Pocas tiradas de 'Los Caprichos' se vendieron y en el año 1803 regaló las planchas y todo el materia a Carlos IV a cambio de una pensión para su hijo. En 1810 comenzó a preparar 'Los Desastres de la Guerra', en los que, como si de un reportero gráfico se tratase, plasma "atroces escenas" con elementos dramáticos con los que buscaba "enseñar" sobre la necesidad de no repetir la barbarie.
La serie 'La Tauromaquia' data de 1816 y, nacida con el fin de ilustrar una publicación, sirvió para presentar a los toreros que conoció en el coso de Zaragoza, a los que arropó con una "muy interesante" visión de los espectadores, mientras que 'Los Disparates' ahondan en lo "estrambótico" de mano de temas como los matrimonios concertados, bailes, temas religiosos, fantasmas, animales o seres fantásticos.
Los grabados, que en el caso de los expuestos en Valladolid pertenecen a distintas colecciones particulares, constituyen la obra "más personal" de Goya por nacer "de sus sentimientos más encontrados, de su manera de entender la vida y de su genialidad" y aunque son colecciones cerradas, tienen "mucho que ver" entre sí.
Los rostros de los personajes plasmados por el genio aragonés se convierten "en el verdadero espejo del alma", según el alcalde de Valladolid, Javier León de la Riva, quien ha asegurado que Goya es "uno de los artistas más importantes" de la historia del arte y que sus grabados son "referencia" para el grabado en Occidente.
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