Un cacereño construye una cámara igual a las del siglo XIX y se convierte en la más grande de Europa

El cacereño Joaquín Paredes ha construido la cámara de fotos más grande de Europa, y lo ha hecho al modo en el que se hacían en el siglo XIX. El motivo, según explica, es que quería fotografías "grandes", y que por este motivo, la cámara tenía que ser "grande".

El cacereño Joaquín Paredes ha construido la cámara de fotos más grande de Europa, y lo ha hecho al modo en el que se hacían en el siglo XIX. El motivo, según explica, es que quería fotografías "grandes", y que por este motivo, la cámara tenía que ser "grande".

Joaquín Paredes ha señalado que en este tipo de cámaras las fotografías salen directamente, por lo que "no le ha quedado más remedio" que utilizar un tamaño "grande".

Su intención era "aprovechar" las características de la técnica para desarrollar una estética "diferente" a lo que se ve actualmente. Es decir," no quería reproducir fotografías del siglo XIX" sino utilizar esa técnica para hacer fotografía contemporánea.

De este modo, las dimensiones de la cámara son, sin trípode, 1,20 metros de alto, 1,60 de largo, 1,10 de ancho y unos 70 kilos de peso. Ha explicado Joaquín que se trata de una cámara de "gran formato" como las que había en el siglo XIX y la característica es que se tiene el objetivo "sostenido en un plano" y para enfocar se mueve "la parte de atrás", ha apuntado este cacereño.

Coste final

Construir una cámara de estas dimensiones lleva su tiempo, a Joaquín unos "dos meses y medio casi tres". Tiempo empleado "solo" para la construcción de la cámara pero aparte ha tenido que construir "más aparatos" para trabajar con ella.

Para fabricar la cámara ha utilizado "madera y metal" además de una "tela opaca a la luz" para el fuelle y unas "costillas de plástico".

Respecto el coste final, Joaquín ha asegurado que "no ha echado cuentas" y que le da "miedo" pero ha hecho una estimación entre químicos y material saldrían unos "tres mil euros". Además de añadirle el coste del resto de elementos que ha construidos. Ha bromeado que como "capricho no es barato".

El fin de construir esta cámara ha comentado su creador que era "profesional" aunque "más bien" está siendo para proyectos "personales" porque "entiende" que encargos con esta cámara es "complicado", además de tener un coste "muy elevado".

Coste que depende de si hay que llevarla fuera del estudio, hay que alquilar transporte pero, ha insistido en que es "muy caro", aunque ha preferido no especificar la cantidad. Aunque ahora tiene que hacer unas fotos de boda para unos amigos y "algún otro encargo" si que han tenido.

Desde muy pequeño ha confesado Joaquín que ha estado "enganchado" a la fotografía y al final se ha ido "metiendo" en su vida y se ha "quedado". Sus estudios de arquitectura han quedado un poco aparte, porque la fotografía es lo que le "apasiona". Incluso ha afirmado que es lo que se le "da bien, que la arquitectura".

Al principio su familia y amigos estaban un poco "reticentes" porque "no sabían si eso iba a funcionar" o si directamente era una "locura". Al principio "no se lo acababan de creer" ha explicado este cacereño de 31 años.

Técnica del colodión húmedo

La cámara que ha construido Paredes utiliza la técnica del 'colodión húmedo', que tal y como ha detallado se vierte una emulsión sobre un vidrio, aluminio o plexiglás y a continuación se "sensibiliza y expone" a la cámara. Para llevarlo hasta la cámara se utiliza un chasis. Y luego ya se revela.

Joaquín ha aprovechado los "errores de esta técnica" como por ejemplo, que se levante la película, o hacer mal el revelado, como condicionantes estéticos, para dar un aspecto "muy interesante" a la fotografía.

"En el siglo XIX se consideraban fallos porque se buscaba la imagen perfecta pero hoy en día eso no se busca", ha pormenorizado Joaquín. Es una técnica "poco" extendida. En España no hay "demasiada tradición" ha explicado, no como en Estados Unidos donde si que hay "más" tradición.

Los motivos, además del tamaño de las fotos, que le atrajeron a este cacereño fueron la "estética" porque la cámara no ve la luz de la misma manera que la fotografía tradicional. "Ve otras longitudes de onda diferentes" y ha puesto como ejemplo que si se hiciese una fotografía a una persona con tatuajes, éstos "no aparecerían".

Otra de las características del colodión húmedo, ha continuado explicado Joaquín, es que desde que se vierte la solución hasta que se revela "no pueden pasar más de 10 minutos". Por eso hay que trabajar "in situ", con un laboratorio portátil si se está fuera. Y la fotografía se obtiene en unos 10 minutos.

Para conocer más sobre Joaquin cuenta con un blog joaquinparedes.wordpress.com en el que da a conocer su trabajo.

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