Una de las empresarias del momento en Reino Unido revela los abusos que sufrió de niña

  • Mientras Gran Bretaña está conmocionada por un caso múltiple de abusos en una comunidad paquistaní al norte del país, Ruzwana Bashir cuenta su calvario.
  • La fundadora de peek.com, formada en Oxford y Harvard, denuncia la impunidad de estos casos en los núcleos de inmigrantes asiáticos en Inglaterra.
  • Bashir asegura que no se denuncia por miedo y por evitar el rechazo del resto de la comunidad y anima a las víctimas a que relaten sus casos.
  • Ha conseguido que encarcelen a su abusador y también se queja de la falta de implicación de las autoridades británicas en estos casos.
Imagen de la empresaria británica de origen pakistaní Ruzwana Bashir.
Imagen de la empresaria británica de origen pakistaní Ruzwana Bashir.
Christopher Michael / WIKIPEDIA
Imagen de la empresaria británica de origen pakistaní Ruzwana Bashir.

Reino Unido aún trata de digerir la durísima revelación que un informe independiente ha sacado a la luz esta semana: en la ciudad de Rotherham, en el norte del país, más de 1.400 menores fueron explotados sexualmente durante 16 años, investigación tras la que cinco hombres de origen paquistaní fueron detenidos. Con las consecuencias de estos hechos aún coleando, una de las voces más autorizadas de la comunidad paquistaní en Gran Bretaña, la empresaria Ruzwana Bashir, ha revelado que ella misma sufrió abusos en su infancia.

Formada en Oxford y Harvard y fundadora de la exitosa web de viajes peek.com, Bashir (Skipton, 1983), ha publicado un artículo en el diario londinense The Guardian en el que cuenta cómo sufrió abusos sexuales cuando tenía 10 años de edad en su localidad natal, a apenas 94 kilómetros de Rotherham: "Crecí en una pequeña comunidad de unos pocos cientos de británicos-paquistaníes en Skipton, a menos de 60 millas (100 kilómetros) de Rotherham. Cuando tenía diez años, un vecino empezó a abusar sexualmente de mí. Paralizada por la vergüenza, no dije nada".

Bashir cuenta cómo la oferta que recibió con 18 años para estudiar en Oxford la pudo sacar de aquel vecindario, si bien nunca ha perdido la conciencia de que mientras ella triunfaba, su verdugo "probablemente seguía abusando de otras niñas".

La presión familiar

La empresaria revela que tras una década fuera de su casa, se decidió a denunciar los hechos, con el fin de que "llevar al delincuente ante la justicia". Curiosamente, Bashir explica que sus propios familiares le pidieron que no denunciara, temiendo ser aislados por el resto de la comunidad: "Si aún estuviera viviendo en Skipton, rodeada por una comunidad que me echaría la culpa a mí por los abusos o que me tacharía de mentirosa, no estoy segura de haber rechazado la petición de mi familia".

Tras la denuncia de Bashir y la consecuente investigación policial, otra mujer denunció al mismo hombre por abusos sufridos 20 años antes que la empresaria. A día de hoy, ese hombre está encarcelado. Las pesquisas de la Policía sacaron a la luz un historial de más de 30 años de abusos sistemáticos a niñas que rechazaron testificar contra él "por el estigma que llevarían".

Este caso ha llevado a otras chicas a denunciar abusos dentro de esa comunidad, si bien Ruzwana Bashir se lamenta de que el vecindario las rechaza por hacerlo: "No es un problema de religión o raza: es sobre una cultura en la que la vergüenza desemboca en que se culpe a las víctimas antes que a los verdugos". Bashir cree que la salida a la luz del escándalo de Rotherham es una oportunidad para los líderes de las comunidades paquistaníes en Reino Unido para pronunciarse en contra de los abusos sexuales.

Además, pide a las autoridades británicas más implicación, sobre todo en colegios y centros médicos. Bashir cuenta el caso de una niña de 12 años que acudió a un centro de planificación familiar pidiendo una píldora del día después "y nadie le preguntó si necesitaba ayuda". Por eso, exige más preparación en policías y trabajadores sociales, que las personas del entorno de las víctimas denuncien toda posible sospecha, que las víctimas pierdan sus miedos a la hora de denunciar y que en las propias comunidades haya una voz autorizada y comprometida con estos casos: "La única cosa necesaria para el triunfo del mal es que las buenas personas no hagan nada", dice Bashir parafraseando a Edmund Burke: "No seamos esas personas".

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