«La obra se plantea como una mirada hacia atrás de la vida de este pintor. Cuando la realiza es consciente de que ya tiene un hueco en la historia, y quiere dejar su propio diario», reconoció el comisario de la exposición, Juan Carrete.
De este modo, los grabados reflejan momentos de su vida y lo hacen como un homenaje a otros pintores como Degas o Rembrandt. «Es algo continuo en esta serie la representación de la belleza y la fealdad identificadas con la juventud y la vejez, respectivamente», añadió Carrete.
Estas alusiones se presentan porque Picasso ya se sentía mayor pero, a pesar de todo, siempre le gustó estar con mujeres mucho más jóvenes que él y, además, creía que lo erótico era algo que debía formar parte del arte de forma continua.
* Sala de exposiciones de La Pasión. C/ Pasión. De 12 a 14 y de 18.30 a 21.30 horas. Entrada gratuita. Lunes cerrado.
El erotismo como base
Mirones que contemplan a mujeres jóvenes desnudas, gladiadores que luchan sin nada que les cubra el cuerpo y alusiones distorsionadas a cuadros religiosos de grandes nombres de la pintura son algunos de los elementos que se pueden contemplar en estas piezas de Picasso. Cada una de ellas está realizada con finas líneas en blanco y negro, algo que permite descubrir múltiples detalles que obligan al espectador a hacer un recorrido sereno por la exposición.
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