Retratos de quienes tienen que vivir con un dólar al día

  • La fotoperiodista Renée C. Byer reúne más de 200 imágenes de pobreza en el libro 'Living On A Dollar A Day' ('Viviendo con un dólar al día').
  • Retrató y entrevistó a personas de Bangladés, Bolivia, Camboya, Ghana, la India, Liberia, Moldavia, Perú, Rumanía y Tailandia que viven con 0,75 euros diarios.
  • La autora, Premio Pulitzer de fotografía, documenta vidas minadas por guerras, enfermedades, trabajo infantil, prostitución forzada, malnutrición, violación...

En un vertedero de chatarra electrónica de Acra (la capital de Ghana, al oeste de África), Fati, de ocho años, rebusca entre los residuos llegados de algunos de los países más ricos del mundo. Con las manos desnudas, recoge basura tóxica que afecta desde los órganos vitales hasta al sistema nervioso, piezas que contienen cadmio, arsénico, mercurio, plomo, selenio...

Lleva lo poco que encuentra en un cubo de plástico con el fondo deformado por la corrosión de los materiales. Le darán unos céntimos a cambio. Mientras trabaja, por su cara caen lágrimas de dolor, hace unos años contrajo la malaria y tiene que convivir con ella a falta de acceso a un tratamiento. "Desde que su madre la llevó a esta zona desde un pueblo del norte de Ghana hace algunos años, Fati se encuentra en una cárcel de veneno", dice Renée C. Byer.

Premio Pulitzer de fotografía en 2007 y finalista para el prestigioso galardón en 2013, la fotoperiodista es la autora de las más de 200 imágenes del libro Living On A Dollar A Day (Viviendo con un dolar al día), publicado por la editorial estadounidense The Quantuck Lane Press. En él, Byer se enfrenta a la desolación y la impotencia de seres humanos que se dejan la piel a cambio de casi nada, sobreviven al borde de la desnutrición y nunca son noticia, son invisibles para la maquinaria del mundo y no pueden ejercer el control sobre sus vidas para escapar de la situación vital que los atrapa.

"La cortesía, la generosidad, la fortaleza y la valentía"

En su viaje por diez países repartidos en cuatro continentes —Bangladés, Bolivia, Camboya, Ghana, la India, Liberia, Moldavia, Perú, Rumanía y Tailandia—, retrató a las personas y las entrevistó para conocer sus historias, a menudo minadas por guerras, enfermedades, trabajo infantil, prostitución forzada, malnutrición, violación, abandono...

La fotógrafa declara que "la cortesía, la generosidad, la fortaleza y la valentía" de los hombre, mujeres y niños que salieron a su paso le diero "una lección de humildad" y, a pesar de la crudeza de las vivencias, mantiene en cada imagen un equilibrio que permite al espectador conectar con la naturaleza humana de personas que deben sobrevivir con 0,75 euros diarios.

Hunupa (13 años), cuenta a la fotoperiodista en Nueva Delhi (India) que se quedó ciega cuando sólo tenía tres. Su hermano Hajimudin (6) y su madre Manora (35) tienen problemas de salud, su padre murió de tuberculosis y ella sólo puede ayudar pidiendo dinero en la calle. A pesar de todo, sonríe a menudo y adora a su familia.

En Phnom Penh (Camboya), Phay Phanna (60) relata cómo perdió una pierna cuando pisó una mina antipersona en 1988. Viudo y con 11 hijos, vive en una casa que no es suya y será demolida sin que le corresponda recibir una compensación: en 2008 un promotor inmobiliario adquirió las tierras y arrasará con las viviendas.

Un vehículo para el cambio 

Las fotografías se presentarán el 3 de septiembre en una proyección multimedia en la edición de este año del festival de fotoperiodismo Visa Pour L'Image, que se celebra del 30 de agosto al 15 de septiembre en Perpiñán (Francia). En el libro, las reveladoras imágenes están acompañadas por análisis en profundidad sobre la actual situación de la pobreza extrema realizados por el estadounidense Thomas A. Nazario, profesor de derecho y fundador de la asociación The Forgotten International, que sufragó los costes del proyecto de Byer.

El conjunto es una herramienta para entender los entresijos de la pobreza mundial, las causas de la mala distribución de los alimentos en el mundo, el cada vez más difícil acceso a un tratamiento médico. Las fotos son la prueba de la desigualdad, pero son un vehículo para el cambio, ya que la autora informa con su trabajo sobre organizaciones como clínicas móviles, horfanatos y refugios que permiten atisbar la esperanza a quienes deben subsistir con menos de un euro al día.

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