Fue en 2004 cuando la sonda espacial Rosetta inició un viaje hacia el cometa 67P/Churyumow-Gerasimenko. Ahora, una década más tarde, ha conseguido entrar en la órbita de esta roca y los expertos de la ESA (Agencia Espacial Europea) han anunciado los cinco posibles lugares para el aterrizaje de Philae, un pequeño robot de 100 kilogramos que ha viajado a bordo de la nave espacial durante todo este tiempo.

El equipo encargado de evaluar el terreno se ha reunido este pasado fin de semana en Toulose (Francia) en el Centro Nacional de Estudios Espaciales de Francia (CNES).  “Es la primera vez en la historia que se evalúan lugares para aterrizar en un cometa”, ha reconocido Stephan Ulamec, el responsable del Módulo de Aterrizaje.

Tras esta fase, pretenden que desde el día del aterrizaje (previsto para el 11 de noviembre) tanto la sonda como el pequeño robot acompañen al cometa en su viaje hacia el Sol durante casi un año. Durante el periplo por el espacio, Philae se encargará de recoger muestras "in situ", entre otras cosas, y Rosetta de estudiar los cambios de la superficie del cometa a medida que se acercan al Sol y la temperatura aumenta.

“Este cometa no se parece a nada que hayamos visto antes y presenta espectaculares formaciones que todavía no terminamos de comprender”, explicó Jean-Pierre Bibring, uno de los científicos del módulo de aterrizaje e investigador principal del instrumento CIVA, formado por seis cámaras idénticas cuyo fin último es conseguir imágenes panorámicas de la superficie de la roca.

“El proceso de selección del lugar idóneo para el aterrizaje de Philae es muy complejo”, apuntaba la ESA en un comunicado, pues, de los diez posibles lugares sobre los que podría aterrizar el robot, han sido descartados la mitad. Los requisitos a cumplir, entre otros, eran que la zona fuese plana y que "proporcionase al menos seis horas de luz solar durante cada rotación del cometa", según declaraba Ulamec.

Tras la selección, los cinco emplazamientos finalistas han sido designados con distintas letras: B, I y J (situados en uno de los lóbulos más pequeños del cometa) y  A y C (que se sitúan en el lóbulo más grande). “Los cinco lugares preseleccionados ofrecen las mejores condiciones para aterrizar y para analizar la composición, la estructura interna y la actividad del cometa con los diez experimentos de Philae”, apuntó Bibring.

El proceso se ha podido realizar gracias a que Rosetta se ha situado a tan solo 100 kilómetros de la roca. Aquí se han tomado imágenes de la superficie, se ha medido la temperatura de la roca, la presión y la densidad del gas que rodea el núcleo. Además, se ha calculado la velocidad de rotación, la masa, la gravedad que hay en la superficie y la orientación hacia el Sol. Por otro lado, los expertos han evaluado los factores de riesgo a los que puede estar expuesto el pequeño robot como el impacto con otras rocas, grietas en la superficie, grandes pendientes y las condiciones lumínicas que condicionarían las observaciones científicas.

A partir de ahora, la nave espacial se aproximará a unos 50 kilómetros de distancia del cometa para estudiar mejor los lugares de aterrizaje. Será el 14 de octubre cuando los expertos hayan concluido la investigación y den a conocer el lugar definitivo de aterrizaje de Philae.