¿Es Dreamworks mejor que Pixar?

La historia del Arte está llena de rivalidades: Miguel Ángel contra Leonardo Da Vinci, Beatles contra Rolling Stones, Real Madrid contra F. C. Barcelona... Y, si hablamos del cine de animación Dreamworks contra Pixar. La sorda rivalidad existente entre las dos compañías desde su fundación ha llegado a una nueva cota con las nominaciones de 2010 a los Annie Awards, los conocidos como 'Oscar de la animación'. Cómo entrenar a tu dragón, del estudio de Jeffrey Karzenberg, ha obtenido más de diez candidaturas a estos galardones, que otorga la International Animation Film Association (ASIFA) a través de su rama estadounidense. Sin embargo, Toy Story 3, la película de Lee Unkrich con la que el equipo de John Lasseter ha roto corazones y taquillas en 2010, sólo opta a los Annie a la Mejor Película y el Mejor director.

Es más: en la lista completa de los nominados, que puedes consultar aquí, puede verse que Dreamworks acapara todas las categorías, tanto a través de Cómo entrenar a tu dragón como de Shrek: Felices para siempre, que opta a siete premios. La presencia de otros estudios (o de producciones indie como The Cow who Wanted to Be a Hamburguer) es casi testimonial, y entre los nominados sólo encontramos a un filme no estadounidense: L'Illusioniste, de Sylvain Chomet (Bienvenidos a Belleville).

¿Cuál es el motivo de esta parcialidad? Te lo explicamos: en 2009, cabreada por la victoria de Kung-Fu Panda (15 premios) frente a una Wall-E que volvió a casa de vacío Disney (la casa madre de Pixar) se retiró de una competición en la que llevaba participando desde 1972. ¿Puede tener eso algo que ver en que Rapunzel, el gran estreno animado de Disney, sólo se haya llevado una nominación? Probablemente sí. Y probablemente la falta de nominaciones para Toy Story 3 se derive de esa misma represalia.

Claro que en esta historia no hay buenos: apoyándose en su poder, la casa de Mickey Mouse presionó a ASIFA durante décadas para que sólo permitiese votar, en las categorías mayores, a profesionales sindicados de la animación. Los cuales, por supuesto, trabajaban en su mayoría para Disney. Hecha la ley, hecha la trampa: para acaparar nominaciones, Dreamworks sólo ha tenido que inscribir a sus empleados en ASIFA, lo cual le ha proporcionado una ingente cantidad de votos a su favor.

¿Triste? Pues sí, sobre todo si sopesamos el resultado artístico de las películas en cuestión. Del egocentrismo de una industria ocupada en premiarse a sí misma, mejor hablamos otro día...