Una mujer venezolana de 43 años ha sido detenida en el aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas tras localizar 1,7 kilos de cocaína ocultos en dos prótesis mamarias que llevaba implantadas, según ha informado la Dirección General de la Policía. No es la primera vez que la Policía localiza droga en implantes mamarios, pues ya en 2012 fue arrestada en el aeropuerto barcelonés de El Prat una mujer panameña procedente de Colombia que llevaba 1,3 kilos de cocaína en sus prótesis.

En este nuevo caso, el comportamiento y la actitud de la mujer, que llegó a España en un vuelo procedente de Bogotá (Colombia), despertaron las sospechas de los agentes antidroga, que procedieron a revisar la maleta que había facturado y las pertenencias que portaba consigo. Como el resultado del registro fue negativo, se realizó un cacheo personal, que permitió comprobar "ciertas irregularidades y malformaciones" en ambos senos de la mujer.

De acuerdo con la fuente, la pasajera comenzó entonces a mostrarse nerviosa y confesó a los agentes que llevaba unos implantes con cocaína dentro de las mamas. Inmediatamente, y ante el grave riesgo que suponía para su vida, fue trasladada a un hospital madrileño, donde fue atendida por los servicios médicos y detenida como presunta responsable de un delito contra la salud pública.

La Policía Nacional cuenta con un grupo de especialistas en la lucha contra el narcotráfico que desarrollan su trabajo en el aeropuerto madrileño. Se trata del Grupo Operativo de Estupefacientes, formado por agentes con gran experiencia y un "afinado" instinto policial, cuya misión consiste en controlar ciertos "vuelos calientes" procedentes de zonas en las que hay una mayor actividad de tráfico de drogas.

Desde enero y hasta el pasado 15 de julio, este grupo se ha incautado en Barajas de 493 kilos de cocaína que eran transportados por 189 personas, que han sido detenidas, y también ha arrestado en este periodo a otras dos personas con 6 kilos de heroína. En sus intervenciones, la Policía Nacional ha encontrado cocaína en lugares tan singulares como las tapas de libros, el líquido refrigerante de jarras de cerveza, ocultos bajo pelucas, en una pierna escayolada, formando una vajilla, entre pañales, dentro de juguetes o en alimentos.