Científicos estadounidenses están trabajando en lo que podría ser el combustible del futuro: el bioplástico.
Es idéntico al plástico convencional pero, tras su uso cotidiano, puede convertirse con facilidad (en un proceso que lleva tan sólo tres horas) en diésel gracias a la aplicación de una enzima natural (la cutinasa) que descompone el plástico para convertirlo en biocombustible, según publicó ayer The New York Times.
El doctor Richard Gross, de la Universidad Politécnica de Brooklyn, es el artífice de este ingenio, que acabaría con años de búsqueda científica para convertir los desperdicios en combustible y terminaría así con buena parte de la basura que se acumula en el mundo.
El Pentágono, interesado
La importancia del hallazgo parece ser tal que el Departamento de Defensa de los Estados Unidos ha invertido 2,34 millones de dólares en el milagroso plástico.
El Pentágono ve en este plástico una gran idea, ya que los envases y embalajes podría ser convertidos en combustible, por lo que sería una gran ventaja para los despliegues militares y un ahorro.
La Agencia de Defensa para el desarrollo y la investigación (Darpa) ha determinado que un soldado en campaña es capaz de generar hasta cinco kilos de basura diarios, algo que obliga al costoso empleo de personal, combustible y equipamientos especializados para su recogida.
Comentarios
Hemos bloqueado los comentarios de este contenido. Sólo se mostrarán los mensajes moderados hasta ahora, pero no se podrán redactar nuevos comentarios.
Consulta los casos en los que 20minutos.es restringirá la posibilidad de dejar comentarios