'Fueron miles de millones', una exposición en recuerdo de las aves extintas de Norteamérica

  • La muestra recuerda los cien años de la muerte de 'Martha', el último ejemplar de paloma pasajera, una de las especies de aves más comunes del continente.
  • Cazadas masiva y profesionalmente para alimento de humanos y para elaborar piensos para cerdos, en 1871 había 136 millones de individuos.
  • El Instituto Smithsonian expone el cuerpo taxidermizado de 'Martha' como pieza central de un recorrido que lamenta la pérdida de riqueza ornitológica.
Foto del último ejemplar de paloma pasajera. Se llamaba 'Martha' y murió a los 29 años de edad hace ahora un siglo
Foto del último ejemplar de paloma pasajera. Se llamaba 'Martha' y murió a los 29 años de edad hace ahora un siglo
Elizabeth O’Brien/Smithsonian Institution
Foto del último ejemplar de paloma pasajera. Se llamaba 'Martha' y murió a los 29 años de edad hace ahora un siglo

La paloma pasajera (Ectopistes migratorius), también llamada migratoria o de Carolina, pasó en un siglo de ser el ave más común de Norteamérica y, según los expertos, quizá del mundo, a desaparecer por completo. No hay censos que se remonten más atrás de 1871, pero el dramatismo de las cifras de esa fecha basta: había 136 millones de individuos en libertad, en 1885 pudieron observarse los últimos y pequeños reductos de cría, en 1900 un niño tiroteó a la última paloma en libertad y en 1914 murió en un zoológico el último ejemplar en cautividad, Martha [imagen de 360º].

¿Causas de la extinción? Ninguna novedad en la respuesta: el ser humano. Las palomas fueron cazadas de forma masiva e incontrolada desde los primeros albores de la conquista de continente norteamericano. Los pobres las comían —a principios del siglo XIX un par de palomas costaba dos céntimos de dólar—, la grasa era aprovechada para fabricar pienso para dar de comer a los cerdos y había personas que vivían de cazarlas y venderlas. Un sólo cazador calculaba que durante sus años de ejercicio había abatido a tres millones de ejemplares.

Oscurecían la luz

Para mayor desgracia, los granjeros y nuevos colonos que se establecían en nuevas tierras al oeste de la costa atlántica, justo en el área en la que anidaba y migraba la paloma— odiaban al ave, a cuyas enormes bandadas de miles de individuos —se dice que oscurecían la luz y el calor a su paso, volando a hasta 100 kilómetros por hora y el aleteo producía brisa y ruido— acusaban de arrasar las semillas de las tierras recién sembradas.

Se organizaban batidas de exterminio masivo —en 1986 está registrado el asalto a la última gran colonia de cría, que culminó con la muerte de 250.000 ejemplares en un solo día, el total de los adultos en la zona— y se usaban prácticas especialmente crueles, como sembrar los campos con simiente empapada en alcohol para que las aves perdieran el control y fuesen más fáciles de matar.

'Martha' murió a los 29 años

El carácter migratorio de la especie hacía imposible la reproducción en cautividad y Martha, el último ejemplar del que se tiene conocimiento, murió debido a su avanzada edad de 29 años el 1 de septiembre de 1914 en una jaula del zoo de Cincinnati. Se había convertido en una celebridad que congregaba largas colas de público y, al morir, fue congelada y enviada inmediatamente a las bibliotecas del Instituto Smithsonian de Washington, donde, tras el proceso de taxidermia [PDF] se sigue exhibiendo el cadáver disecado.

Tomando el centenario de la muerte de Martha como referencia, el Smithsonian organiza, hasta octubre de 2015, la exposición de entrada gratuita Once There Were Billions: Vanished Birds of North America(Una vez fueron miles de millones: pájaros desaparecidos de Norteamérica).  La muestra, que se celebra en el Museo Nacional de Historia Natural, pretende revelar las "frágiles conexiones" entre las aves y su entorno y llamar la atención sobre la pérdida de la biodiversidad ornitológica.

Alca gigante, cotorra de Carolina, gallina de la salud...

Además de la historia de la última paloma migratoria, la exposición se detiene en otras especies desaparecidas como el alca gigante (Pinguinus impennis), sometido a una caza despiadada; la cotorra de Carolina (Conuropsis carolinensis), víctima de la deforestación de su hábitat natural y cuyo último ejemplar murió, también en el zoo de Cincinnati, en 1818, y la gallina de la salud (Tympanuchus cupido cupido), una subespecie de las grandes gallináceas de las praderas que se extinguió en 1932.

Los ejemplares extintos revelan las "conexiones frágiles" entre las aves y el entorno, dicen desde el museo, que completa la exposición con The Lost Bird Project (El proyecto del pájaro perdido), una exposición al aire libre de esculturas de bronce de gran tamaño de algunas de las especies desaparecidas, y Fold the Flock (Dobla la bandada), que pretende reunir este año un millón de figuras de origami de palomas pasajeras. Los interesados en participar pueden bajar modelos para hacer un ejemplar en papel [PDF en blanco y negro, PDF en color].

Recetas de cocina

La exposición incluye ejemplares taxidermizados, láminas de época de la Bioversity Heritage Library y ejemplares originales de de libros de cocina del siglo XIX y comienzos del XX con recetas para preparar platos con palomas pasajeras, entre ellos Mrs. Rorer's Philadelphia Cook Book (1886) y Mrs. Lincoln's Boston Cook Book (1904).

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