Gastronomía de Almería: mejor aún si vamos de tapas

En muchos rincones de España, las tapas no son moda, son tradición. Es el caso de Almería. Por algo hay bares con hasta 130 años de historia que ahí siguen, elaborando y dando tapas con cada bebida. Se come de tapas porque es costumbre pero también porque es barato. En tierras almerienses uno puede pedir tres cañas con sus tres tapas y haber comido ya.

Todo empieza en Casa Puga, el más antiguo de la ciudad, de 1870. En su barra de mármol de Macael son los propios clientes quienes llevan la cuenta de lo que toman con un lápiz. Uno puede empezar por los boquerones en adobo y las gambas con gabardina, pero hay otras 40 tapas para elegir. Para empujarlas, vino de la sierra de la Contraviesa. Para curiosa su colección de botellas de brandy de todo el mundo.

En la calle Marín se encuentra La Encina, un edificio típico de 1860 con pozo árabe. Su carta es exquisita: desde los tigres (mejillones rellenos) al arroz negro, pasando por las croquetas de jamón ibérico o las tortitas de camarón.

El Quinto Toro es para muchos el mejor bar de tapas de Almería por la abundancia, la calidad y el precio. En su barra podemos encontrar callos, fritada de lomo o el remojón de San Antón, una ensalada de patata y bacalao típica de Huéscar y su clásico más popular, las patatas a lo pobre con huevo frito.

Otro clásico del picoteo en la capital almeriense es la Taberna Torreluz. Aquí uno debería probar el ajoblanco con atún y el salmorejo tradicional servido en vaso ancho y bajo, tipo zurito.

En Baviera, nada de salchichas alemanas. En esta casa se disfruta de buen pescado y mejor marisco. Esta marisquería tiene fama por su pescado fresco, su paella y su arroz con bogavante. Las tapas de quisquillas y de hueva son sus especialidades.

Acabamos con los recién llegados, como Entremares, abierto en diciembre de 2012. La tapa estrella es el pulpo, que se puede pedir con alioli, en aceite, a la plancha o estilo marraná (guisado con cebolla y tomate). También El Jurelico, donde encontramos otra cosa; modernidades inspiradas por los nuevos aires de la gastronomía española, como croquetas de caballa, albóndigas de sardina, isla perejil o papas locas.

La última caña, en la Taberna Nuestra Tierra, que apuesta por las tapas autóctonas, como migas, gachas, gurullos, trigo o zaramandoña de la sierra de los Filabres.

Fuente: Guía Repsol. Rutas, mapas, restaurantes … ¡Planifica con nosotros tu viaje!