El Cabildo de Tenerife propone que la roseta sea declarada Bien de Interés Cultural

El vicepresidente económico del Cabildo de Tenerife, Efraín Medina, ha presentado este miércoles un informe sobre la labor artesanal de la roseta que quiere servir como base para proponer al Gobierno de Canarias que ésta sea declarada Bien de Interés Cultural (BIC) porque "un pueblo que pierde su patrimonio y su cultura pierde su identidad y deja de ser pueblo".
Efraín Medina en la presentación del proyecto
Efraín Medina en la presentación del proyecto
CEDIDA
Efraín Medina en la presentación del proyecto

El vicepresidente económico del Cabildo de Tenerife, Efraín Medina, ha presentado este miércoles un informe sobre la labor artesanal de la roseta que quiere servir como base para proponer al Gobierno de Canarias que ésta sea declarada Bien de Interés Cultural (BIC) porque "un pueblo que pierde su patrimonio y su cultura pierde su identidad y deja de ser pueblo".

Para la protección y conservación de la roseta, una de las labores artesanas más antiguas y representativas de Canarias, la Empresa Insular de Artesanía de Tenerife, a petición del Cabildo, ha desarrollado un proyecto cuya finalidad es poner en valor y salvaguardar la técnica y producción de esta actividad que llegó a convertirse en una verdadera industria a finales del siglo XIX.

Medina ha señalado que el estudio ya se ha presentado al órgano encargado de poner en marcha el proceso, que es el área de Cultura y Patrimonio Histórico del Cabildo, y que una comisión técnica de valoración será la que de traslado del mismo, si procede, al Gobierno de Canarias.

El Cabildo ha querido reconocer esta actividad artesana en una nota de prensa "por lo que ha aportado a la cultura y tradiciones canarias, por su apoyo a la economía de las familias más necesitadas de finales del siglo XIX hasta la primera mitad del XX y por llevar el nombre de Tenerife al resto del mundo, como sinónimo de calidad y belleza de sus productos".

Para Medina, al igual que en otras formas del patrimonio cultural inmaterial, "el objetivo de esta salvaguarda consiste en garantizar que esos conocimientos y técnicas, que están en manos de mujeres mayores de setenta años, se transmitan a las generaciones venideras, de modo que se sigan practicando".

Los productos de la roseta llegaron a ser vendidos en los centros comerciales de mayor relevancia del Reino Unido, Francia, Alemania y Estados Unidos. En la actualidad, la producción rosetera se limita a los municipios de Vilaflor, Adeje, Granadilla, La Laguna y La Orotava donde, en la mayoría de los casos, se elabora por un pequeño grupo de artesanas de edad avanzada.

De la mano de emigrantes canarios

La roseta viajó de la mano de emigrantes canarios a América y se puede encontrar en países como Paraguay, Venezuela, Argentina, Bolivia, Perú, Cuba, Brasil, México, Puerto Rico y en Estados Unidos. Estos países la adoptaron como producto nacional y en ocasiones han cambiado su nombre pero la técnica sigue siendo la misma. En Paraguay se las denomina 'ñandutí'; en Venezuela, 'soles de Maracaibo'; en Puerto Rico, 'soles de Brasil', 'soles de Naranjito'. En estos lugares la roseta se ha mantenido gracias a la labor de protección llevada a cabo por los organismos oficiales de cada localidad.

En los países de habla inglesa se las conoce como 'Tenerife lace' y fue practicada durante mucho tiempo por las damas de la alta sociedad como un entretenimiento. Asimismo, la roseta llegó hasta Filipinas y otras zonas de Europa. En Croacia hay dos localidades destacas: la isla de Hvar y la región de Eslavonia, (Condado de Brod Posavina).

La tradición en ambas zonas reconoce su procedencia de Tenerife, hasta tal punto que, desde Eslavonia han enviado una colección de rosetas, para ser expuestas en El Museo de Artesanía Iberoamérica y la artesana que las envía comenta: "las rosetas vuelvan al lugar que las vio nacer". En la isla de Hvar, la técnica de la roseta realizada con hilo de ágave, es considerada, junto con otros tipos de encaje, Patrimonio Inmaterial de la Unesco.

Desde el siglo XVI, la roseta se ha cultivado en la isla, alcanzando para si merecidos elogios a nivel internacional. Aún siendo complicado el trabajo de elaboración de una roseta, la actividad rosetera se caracteriza por una economía de medios y el cómodo uso de ellos, "propiciando un rápido aprendizaje y dominio de la técnica en comparación con otras variantes artesanales".

En cuanto a la comercialización actual, se trabajan los paños y manteles con rosetas sueltas que se compran a una misma artesana para luego unirlas y formar el producto terminado, listo para su venta, provocando la repetición de modelos y la saturación de los puntos de venta,

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