Morgan Freeman

Nació en Memphis, Tennessee. El 1 de junio cumplirá 70 años. Está casado con la diseñadora de vestuario Myrna Colley- Lee. Con ella tiene dos hijas y de su anterior matrimonio, dos hijos. Cuenta con un Oscar.

Nos recibe con un cálido abrazo. Es tan alto que su cabeza roza con el quicio de la puerta. Una corpulencia que contrasta con una tierna sonrisa y una enternecedora mirada.

"Estoy enamorado de Paz Vega"

No hay mejor halago para un actor que le digan que es un magnífico intérprete. De usted no se dice, sino que se da por hecho.

¡Gracias! La verdad es que he sido bendecido porque he podido hacer la carrera que he querido, y eso no es fácil.

Lo que si dicen de usted es que es muy buena persona.

También he tenido la suerte de que me hayan colgado esa etiqueta (risas).

¡Tiene usted mucha suerte!

Ya lo creo...

¿Cómo se consigue esa reputación de buen tipo?

Con mucha educación y creciendo como persona.

Le habrá ayudado en eso el hecho de vivir en un pueblo alejado de Hollywood.

Hollywood no es una ciudad, es una idea. La gente va por allí buscando estrellas. Yo, en realidad, no vivo tan alejado de la alfombra roja. Cuando me llaman y es necesario, voy.

¿Qué cosas le permite hacer ese pueblito donde vive?

Hacer la compra como todo el mundo, ir a la lavandería, dar un paseo... Llevar una vida totalmente normal.

¿En qué parte de su casa tiene guardado el Oscar?

Lo tengo sujetando una puerta, en el suelo (risas).

¿Qué cosas le preocupan?

Me importa lo que normalmente no les preocupa a los gobiernos. La guerra, el calentamiento global...

Es curioso que cuando tenía 50 años le tocaban papeles de hombres mucho mayores, como el que hizo en Paseando a Miss Daisy, y ahora que tiene casi 70 interpreta a señores más jóvenes...

Es que me descubrieron muy tarde (carcajada). Eso me lo planteaba cuando hice Robin Hood y me pasaba todo el día montado en un caballo. ¡Qué dolor de riñones! «¿No me podían haber llamado hace 20 años?», me preguntaba yo.

¿Cuántos guiones puede recibir al año?

Entre 30 y 35.

¿Y cómo selecciona?

Es como los libros. Empiezo a leer y si voy por la página 20 y empiezo a mirar el techo... Malo. Recuerdo como experiencia gratificante la lectura de Cadena perpetua y la de Seven. Con éstas, llamé a mi representante y le dije que me daba igual interpretar a cualquier personaje. Al final, me llamó mi agente y me dijo que tenía el papel protagonista. Son esos momentos los que más me hacen disfrutar.

En este caso se interpreta a sí mismo. ¿Cómo ha sido la experiencia?

Ha sido muy fácil porque no hay nada tan sencillo como reírse de uno mismo.

¿Qué piensa de Paz Vega?

Paz Vega es toda una mujer, y ha sido un gran placer trabajar con ella. No me malinterpretes, pero estoy enamorado de ella (risas).

¿Lo veremos en la próxima entrega de Batman?

Sí, empiezo a rodar este verano.

Paz Vega

Tiene 31 años y es de Sevilla, del popular barrio de Triana. En 2003 se casó con el venezolano Orson Salazar. Lleva un par de años afincada en EE UU. En España ha protagonizado películas como Carmen, Lucía y el sexo...

Está sentada en el amplio sofá del hotel tomando pastas para coger fuerzas. Se le nota cansada y no deja de tocarse la barriga mientras responde a nuestras preguntas.

"No tengo miedo a la maternidad"

¿Cansada?

Un poquito.

Está a puntito ya…

Ya estoy cumplida, a la espera de que quiera salir.

¿Le da miedo?

No tengo miedo a la maternidad, es la mejor experiencia que he tenido en mi vida.

¿Le hace especial ilusión presentar la película en España?

Sí, porque aquí me conocen más por la comedia. Ésta es una comedia distinta, y además con Morgan Freeman, que es maravilloso.

¿Es tal como lo vemos?

Tal cual. Tiene mucha clase, mucho sentido del humor. Es un hombre muy comprometido, se mete de lleno en todo lo que hace. Es fantástico.

¿Cómo le salió la película?

En Estados Unidos se estila mucho entrevistarte con directores para que te conozcan y demás. Me reuní con éste y me dio el guión.

¿No sabía que la protagonizaba Morgan Freeman?

Cuando me enteré lo tuve más claro todavía (risas).

En España no funciona de este modo, ¿no?

Aquí es que somos cuatro actores y tres productores. Aquello es muy grande, y si no conciertas entrevistas no te conoce nadie.

¿Se lo imaginaba así?

No me lo había imaginado de ninguna forma porque no me había planteado irme. Allí lo que hay es mucho trabajo. Son meticulosos, perfeccionistas, viven para trabajar.

Digamos que está bien por un tiempo…

Sí… Bueno, yo es que disfruto trabajando… Donde sea. Ahora tengo muchísimo más trabajo allí que aquí.

¿Qué proyectos le ofrecen?

Al ser española voy a acceder a papeles a los que no acceden las americanas. Hay muchos latinos y quieren verse representados en la pantalla. Estoy empezando. Llegué sin saber inglés y eso te limita.

¿Cómo elige los proyectos?

Con cuidado. Aquí ya tengo una carrera, pero allí me la estoy haciendo y es importante elegir bien.

¿La ayuda alguien?

No, es mi carrera y sé lo que quiero. Además, tengo mucha intuición.

¿Qué ve cuando mira hacia atrás?

Una joven que empezó con muchas ganas y que nunca tenía miedo.

¿Lo tiene ahora?

Profesionalmente sí que tengo, más que antes. Vértigo por lo que me está pasando, no. Me siento tan protegida por mi marido y por mi familia...

No hacen pandillita los españoles que viven allí.

Yo estoy más centrada en el trabajo y en la familia.

¿No coincide con Penélope?

Coincido en los Oscar, en Cannes y en ese tipo de sitios.

¿Ha conocido a alguno de sus ídolos?

Sí, Morgan Freeman, Harrison Ford y Jack Nicholson, que se vino incluso al estreno de Spanglish.