El fotógrafo que prefería retratar objetos para buscar el 'espíritu trascendente' de lo inanimado

  • El estadouniodense Minor White (1908–1976) fue más notorio como pedagogo de la fotografía y fundador de la revista 'Aperture' que como autor.
  • Una gran retrospectiva en Los Ángeles reconsidera uno de los últimos modernistas, un artista para quien no importaba llegar a tiempo sino llegar a la esencia.
  • Atraído por el simbolismo y la 'equivalencia' —interpretación libre de lo abstracto—, White sufrió al encerrar 'en el armario' su homosexualidad.
Formas abstractas tras una helada. Foto de Minor White
Formas abstractas tras una helada. Foto de Minor White
Reproduced with permission of the Minor White Archive, Princeton University Art Museum © Trustees of Princeton University
Formas abstractas tras una helada. Foto de Minor White

Tres citas sirven para situar el estilo de baja intensidad y la humildes ambiciones de Minor White (1908-1976). Primera: "Cuando te acercas a algo para fotografiarlo, tienes que encontrarte contigo mismo hasta que el objeto de tu atención se haga presente. No se irá hasta que hayas capturado su esencia".  Segunda: "Mientras viajas con una cámara a veces llegas justo cuando el sol se está poniendo tras el horizonte. Es un poco tarde para hacer una foto, pero es suficiente para exponer tu corazón". Tercera: "No importa que tardes mucho, el espíritu siempre permanecerá lo suficiente".

Al fotógrafo estadounidense no le importaba esperar porque no estaba obsesionado con la captura del momento mágico en que acción, luz y mirada se coordinan, sino en la cámara como cazadora de espíritus y esencias. A lo largo de sus casi cuarenta años de ejercicio White hizo retratos de objetos inanimados —barcas, alambradas, torrentes de agua, detalles de construcciones de madera en la nieve, flores en cuencos...— a los que confería propiedades simbólicas porque perseguía el canon de la equivalencia, la idea extendida por el pionero Alfred Stieglitz cuando, en los años treinta, hizo centenares de fotos de nubes porque quería demostrar que el cielo también padece de estados de ánimo bajo la apariencia de las formas abstractas.

Dorothea Lange y Ansel Adams

Más conocido como pedagogo —trabajó durante varias décadas como profesor universitario de fotografía— o editor —cofundó en 1952, junto a colegas que han alcanzado más renombre que él (Dorothea Lange, Ansel Adams), la revista Aperture, una publicación de radical importancia en los EE UU que todavía se sigue editando—, la fotografía de White ha sido considerada como menor o simplemente polémica.

La exposición retrospectiva Minor White: Manifestations of the Spirit (Minor White: manifestaciones del espíritu) pretende situar la obra en perspectiva y reconsiderarla como una de las más notables del modernismo estadounidense. La muestra, la más amplia montada nunca sobre el artista, se puede ver en el Museo J. Paul Getty de Los Ángeles hasta el 8 de octubre. La editorial de la pinacoteca ha editado un libro-católogo con el mismo título [200 páginas y un PVP de 39,95 dólares].

Desnudos masculinos escondidos

Organizada en orden cronológico, la exposición demuestra que el gran objetivo de White fue retratar objetos no sólo por lo que son, sino también por lo que pueden sugerir como metáfora o símbolo. Homosexual que vivió su condición desde el encierro en el armario, en las imágenes de White eran frecuentes los guiños al deseo y a la confusión frustrante de no querer revelar la opción sexual. Aunque hizo fotos de desnudos masculinos, dejó escrito que no fuesen publicadas hasta después de su muerte.

En la obra de este fotógrafo de segunda fila y gran y poderosa terquedad también pueden advertirse las influencias de las prácticas religiosas orientales que cultivó, sobre todo el zen japonés que propone la búsqueda del despertar mediante el alcance de la verdad última y simple de las cosas. La exposición saca a la luz imágenes inéditas o muy poco conocidas de White que parecen representaciones de koan, los problemas, a menudo absurdos y sin respuesta posible, que los maestros zen proponen a sus alumnos. Una de las series más conocidas de White es precisamente la ilustración de uno de los más conocidos de estos acertijos, The Sound of One Hand Clapping (El sonido de una palmada).

"Múltiples asociaciones"

El comisario de la muestra, Paul Martineau, destaca la capacidad expansiva de las fotos, que "despiertan múltiples asociaciones en la mente del espectador" y remarca la notable influencia de White en las generaciones posteriores de fotógrafos.  "A lo largo de una carrera que duró casi cuatro décadas, se las arregló para mantener relaciones personales y profesionales con cientos de fotógrafos jóvenes, una hazaña impresionante para un hombre dedicado a la exploración continua de las posibilidades de la fotografía".

A los siete años White recibió la primera cámara, una Kodak Brownie, de su abuelo, aficionado a la fotografía. Hizo fotos hasta la adolescencia, pero eligió licenciarse en botánica. Tanteó con la poesía, no le gustaron los resultados y regresó a las fotos. Después de trabajar en la sección de espionaje del Ejército durante la II Guerra Mundial se estableció en Nueva York, donde trabó amistad con Stieglitz y Edward Weston. De las enseñanzas y el ejemplo de ambos entendió que no dejaría nunca más de hacer fotos que trascendieran la simpleza de la forma para convertirse en puro espíritu.

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