Con la llegada del calor, muchos municipios costeros activan la zona azul en el frente marítimo para regular el aparcamiento, evitar las molestias de los coches mal estacionados e, incluso, favorecer la actividad comercial y de restauración. Es una práctica que se ha extendido y recientemente ha llegado a las playas del Baix Llobregat, que reciben unos 10 millones de bañistas. Gavà se resiste y ahora el aparcamiento se llena una hora antes que el verano pasado.

La zona azul en El Prat ha  empezado a funcionar este verano; Castelldefels estrenó la suya el año pasado, y Vilanova i la Geltrú (Garraf) casi dobló las plazas que había en el paseo marítimo y que hay que pagar desde el 1 de junio. Además del factor económico, Gavà conserva la bandera azul mientras que Castelldefels y El Prat han perdido las suyas, el primero por el ruido de los chiringuitos y el segundo, por una cuestión administrativa.

Con todo, el consistorio reforzó la presencia policial en Gavà Mar ante la mayor afluencia. "Los fines de semana, tenemos una grúa exclusivamente para el aparcamiento de la playa", explica a 20minutos el primer teniente de alcalde de Gobernación y  Vía Pública de Gavà, José Obispo. La policía vigila que no se cometan infracciones y desvía el tráfico a la autovía cuando se colapsa el aparcamiento. "Además, llevamos a cabo una campaña importante para promover el transporte público porque Gavà Mar está a solo cinco kilómetros", añade Obispo, quien descarta implantar la zona azul.

Con los años, la zona azul veraniega se ha extendido por todo el litoral, desde L'Escala a Cambrils, pasando por el Maresme, donde hay que pagar en poblaciones como Premià de Mar, Calella, Sant Vicenç de Montalt y Caldes d'Estrac.

Pero la zona azul no siempre es cara. Los vecinos de Palamós pagan 20 céntimos mientras que los residentes, 1,3 euros. En cambio, en Roses cuesta un euro cada hora con una limitación de tres horas seguidas para facilitar la rotación y favorecer la actividad comercial y mejorar la convivencia entre turistas y vecinos.