Las aberturas, en este caso puertas y ventanas, ponen en comunicación a uno y otro. A diferencia de las puertas, que son sólo lugares de paso, la ventana permite contemplar el exterior desde una posición protegida y privilegiada. Una ventana que no invita a sentarse y observar, no es una verdadera ventana, sino un simple agujero en la pared.
Según esta filosofía, las estancias más agradables son las que tienen dos o más ventanales mirando hacia distintas direcciones. El Sol, con su movimiento a lo largo del día, asegura la luz natural de la estancia. Las casas que no tienen ventanas al frente o que tienen las persianas siempre bajas adquieren un aire siniestro. Tampoco se debe abusar y tenerlas siempre abiertas, ya que una ventana debe enseñar y ocultar al mismo tiempo.
Si puedes, evítalo
Puede ser muy negativo enfrentar puertas y ventanas. Hace que se disperse el chi (energía que fluye en la naturaleza) impidiendo su concentración. La consecuencia resultante es una sensación de apatía en los ocupantes que, sin saber por qué, no quieren estar en casa.
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