El Ayuntamiento de Málaga ha ofrecido este lunes un homenaje a la escritora malagueña de finales del siglo XVIII y principios del XIX María Rosa de Gálvez. Un recuerdo que ha conllevado al colocación de una placa por el Instituto Municipal del Libro (IML) en la plaza de la Merced.

El acto ha estado presidido por el alcalde de Málaga, Francisco de la Torre, y ha contado con la presencia de concejales de los grupos municipales, así como de Antonio Campos, alcalde de Macharaviaya —municipio de donde era originaria—, y de los especialistas en la obra de la escritora José Luis Cabrera y Aurora Luque.

Este año el Instituto Municipal del Libro ha culminado el homenaje a María Rosa de Gálvez incorporando a la señalización pública del distrito Centro una placa conmemorativa, que la recordará en generaciones futuras.

La placa se ha colocado en un inmueble que coincide con una de las antiguas casonas cercanas a la antigua plaza de la Merced, donde ella y su hija residían durante sus estancias en la capital.

El IML lleva algunos años contribuyendo a resituar la figura de María Rosa de Gálvez y lo ha hecho mediante la publicación de dos títulos que abarcan estudios biográficos y literarios: 'El valor de una ilustrada' (2005), de Aurora Luque y José Luis Cabrera, y 'Holocaustos a Minerva' (2013), obras escogidas de la autora con introducción de Luque.

En la actualidad la Biblioteca Pública de Macharaviaya lleva su nombre. En la capital, el nombre de María Rosa de Gálvez está en una calle, un colegio público y un aulario universitario.

TRAYECTORIA

María Rosa de Gálvez de Cabrera (1768-1806) fue una de las últimas representantes de la familia Gálvez de Macharaviaya, a la que pertenecían influyentes ministros, virreyes y militares del reinado de Carlos III.

La escritora fue una mujer de gran carácter, independiente e intrépida, que realizó una importante labor en el campo de las letras con una dramaturgia sarcástica y vivaz que tuvo una enorme aceptación en su época, finales de los 90 del siglo XVIII, la época del último esplendor borbónico de la corte de Carlos IV.

De Gálvez estrenaba con éxito en los más concurridos teatros de Madrid. Fue una inquieta intelectual cuya figura no ha sido bien tratada por la crítica posterior, no precisamente a causa de la valía o no de su obra literaria, sino por una vida intensa que incluyó un sonoro divorcio del Conde de Cabrera, el fallecimiento de su hija y su propia y prematura muerte a los 38 años.