El alcoholismo empieza a tratarse con sólo 25 años

La edad a la que estos enfermos buscan ayuda se ha reducido en cinco años desde 2002. Los adictos a varias sustancias han aumentado un 25%.
Alcohólico: persona de mediana edad que comenzó a beber tras algún percance personal. Alcohólico: indigente. Vaya quitándose esas definiciones de la cabeza porque la realidad supera al tópico. Y es que la edad de las personas con adicción alcohólica que comienzan a buscar ayuda para dejarlo se ha reducido hasta los 25 años. Hace un lustro, la media estaba en los 30 años; en 1997, en 35 años.Son datos de la Asociación de Alcohólicos Rehabilitados (AMAR), que cada año atiende a unas 600 personas (policías, ingenieros, abogados, etc.) enganchadas al vaso de cristal y el tubo de cerveza.

Algunas causas

El botellón ha existido siempre, pero se ha hecho más masivo en los últimos años, explican los responsables de AMAR. El auge de este fenómeno ha incrementado el consumo de alcohol. Esto es parte de la causa del aumento de las adicciones y de que se manifiesten antes.

Además, AMAR insiste en que los jóvenes no están informados sobre las consecuencias del alcohol y no se les ofrecen suficientes alternativas a un ocio nocturno centrado en las copas. Todo ello en una sociedad que reserva al alcohol un papel destacado en las celebraciones.

Por otra parte, actualmente la mitad de quienes acuden al colectivo para desengancharse también son adictos a otras drogas, como la cocaína o el hachís. En 2002, el promedio de personas politoxicómanas era del 25%.

Testimonio tras una década sin beber

José Manuel Pérez. Presidente de amar

«No se debe prohibir que la gente beba»

«Mi padre murió alcoholizado y yo soy alcohólico, pero no prohíbo beber a mis hijos porque la prohibición incita». José Manuel Pérez era lo que cualquier ebrio calificaría como borracho. «Yo y mis amigos aguantábamos hasta que los bares cerraban. Era el que mejor digería el alcohol –cuenta José Manuel–, por lo que me encargaba de llevar a mis amigos a sus casas.» Pero estar mejor que el resto no significaba estar bien. «Circulaba por la carretera de Cádiz a 140 km por hora. Veía que los carriles se me juntaban en uno». Hace diez años, su mujer le dijo que no aguantaba más. «Para mí, era ella la que tenía problemas y me gritaba» . Ella comenzó a ir a sesiones de AMAR sin él, pero consiguió arrastrarle hasta la sede (calle Pozos Dulces, 14, 2º; teléfono 952 601 325).

Mostrar comentarios

Códigos Descuento