El papa Francisco asegura que el sistema económico mundial "no es bueno y ya no se aguanta"

  • "Hemos puesto el dinero en el centro, al dios dinero. Hemos caído en un pecado de idolatría, la idolatría del dinero", afirma el pontífice.
  • Admite el Papa que tiene "problemas con el protocolo" y que ha roto diversas veces las normas de seguridad.
  • Preguntado por el antisemitismo, responde: "el antisemitismo suele anidar mejor en las corrientes políticas de derecha que de izquierda, ¿no?"
Fotografía cedida por el medio de comunicación Osservatore Romano del papa Francisco (d) realiza el tradicional lavatorio de pies en la Fundación Don Carlo Gnocchi en Roma, Italia.
Fotografía cedida por el medio de comunicación Osservatore Romano del papa Francisco (d) realiza el tradicional lavatorio de pies en la Fundación Don Carlo Gnocchi en Roma, Italia.
EFE
Fotografía cedida por el medio de comunicación Osservatore Romano del papa Francisco (d) realiza el tradicional lavatorio de pies en la Fundación Don Carlo Gnocchi en Roma, Italia.

El papa Francisco considera que "estamos en un sistema económico mundial que no es bueno" y que "por mantener un sistema económico, que ya no se aguanta, descartamos a toda una generación", mientras denuncia que "las grandes economías mundiales sacrifican al hombre a los pies del ídolo dinero".

En una entrevista concedida a La Vanguardia, el papa señala que en el centro de todo sistema económico debe estar el hombre y la mujer" y, en cambio, "nosotros hemos puesto el dinero en el centro, al dios dinero. Hemos caído en un pecado de idolatría, la idolatría del dinero", por el que se llega a descartar a los jóvenes, con una desocupación creciente, y a los ancianos porque "ya no producen".

El papa Francisco alerta de los peligros de "una globalización mal entendida que anula las diferencias", frente a una globalización bien entendida que genere riqueza: "Todos unidos pero cada cuál conservando su particularidad, su riqueza, su identidad, y esto no se da".

"No soy ningún iluminado"

En este sentido, señala que "la pobreza y la humildad están en el centro del Evangelio, y lo digo en un sentido teológico, no sociológico" porque hay que "distinguir la pobreza del pauperismo", mientras cree que "Jesús quiere que los obispos no seamos príncipes, sino servidores" y dice que "servir a la gente me sale de dentro".

El pontífice argentino añade que "la dimensión de párroco es la que más muestra mi vocación" y pone como ejemplo que aún "apago la luz para no gastar mucha plata", pero advierte que "también me siento papa" y que "jugar al papa párroco sería inmaduro", por lo que "mis colaboradores son muy serios y profesionales" lo que le ayuda "a cumplir con mi deber".

"No soy ningún iluminado", agrega también el papa, que asevera que "no tengo ningún proyecto personal que me traje debajo del brazo, simplemente porque nunca pensé que me iban a dejar acá, en el Vaticano".

Admite el Papa que tiene "problemas con el protocolo" y que ha roto diversas veces las normas de seguridad porque en un papamóvil cerrado "no puedo saludar a un pueblo y decirle lo que quiero dentro de una lata de sardinas, aunque sea de cristal. Para mí eso es un muro". "Es verdad que algo puede pasarme, pero seamos realistas, a mi edad no tengo mucho que perder", estima el pontífice.

El antisemitismo, "más de derechas"

Sobre sus recientes gestos para reconciliar a judíos y cristianos, el papa manifiesta que "el diálogo interreligioso tiene que ahondar en esto, en la raíz judía del cristianismo y en el fortalecimiento cristiano del judaísmo. Entiendo que es un desafío, una papa caliente, pero se puede hacer como hermanos."

Preguntado por el antisemitismo, responde que "el antisemitismo suele anidar mejor en las corrientes políticas de derecha que de izquierda, ¿no? Y aún continúa. Incluso tenemos quien niega el holocausto, una locura", mientras avanza que cuando se abran los archivos del Vaticano sobre el holocausto "traerán mucha luz".

Concluye el papa diciendo que no ha pensado cómo le gustaría ser recordado por la historia, si bien le gusta cuando se recuerda a alguien y dicen de él: "Era un buen tipo, hizo lo que pudo, no fue tan malo. Con eso me conformo".

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