Pablo Delgado lleva a las galerías sus miniaturas callejeras

  • El artista mexicano residente en Londres puebla las calles de la capital inglesa de minúsculas figuras troqueladas de papel.
  • Ahora expone sus piezas en una galería de la ciudad creando instalaciones igual de pequeñas, buscando "seguir  reduciendo hasta llegar a estar ausente".
  • Con la minimización apela al gran ego del ser humano, encaprichado con un modo de vida que agota los recursos naturales: "No cabemos aquí con esa actitud".
Una de las obras callejeras de Pablo Delgado en Londres
Una de las obras callejeras de Pablo Delgado en Londres
Pablo Delgado - Courtesy of Howard Griffin Gallery
Una de las obras callejeras de Pablo Delgado en Londres

El artista mexicano residente en Londres Pablo Delgado (1978) cultiva el arte de la miniatura en plena calle. Pega en las paredes pequeñas figuras troqueladas de papel, apuntes casi invisibles en el ajetreo urbano de la capital inglesa: un hombre en frac y chistera pasea a una jirafa, unas prostitutas se exhiben en una esquina, un grupo se afana en pintar la pared de rojo. Los protagonistas apenas miden unos centímetros y sólo alguien con el suficiente amor por el detalle se dará cuenta de que existen.

Cuando se le pregunta en quién piensa cuando abandona las figuras en la calle, Delgado contesta "no las abandono, las comparto". A veces es testigo de cómo la gente se agacha para hacerles fotos, casi obligada por el ritual moderno de dejar rastro de todo lo que se hace: "Así es como va la cosa hoy en día. Muchas cosas se aprecian cuando pasan por un lente".

Empezó a mostrar su trabajo en galerías antes que en la calle, hace sólo cuatro años que comenzó a ejercer como artista urbano (ni siquiera se considera uno), inspirado por vivir en una ciudad llena de manifestaciones creativas callejeras. Ahora devuelve esa experiencia al espacio cerrado, compartiendo los diminutos trabajos en una exposición. Para Pablo Delgado: Even Less (Pablo Delgado: incluso menos) —que la galería Howard Griffin de Londres clausura el 8 de junio—fabrica minúsculas instalaciones con escenas entre surreales e irónicas que exigen al espectador esforzarse por verlas para disfrutarlas.

Espacios negativos, sombras, reflejos...

Para la ocasión, Delgado se pone "límites y obstáculos", buscando "seguir  reduciendo hasta llegar a estar ausente". Hay piezas encerradas en un gran cubo blanco que sólo pueden contemplarse a través de una mirilla, espacios negativos, sombras, reflejos, detalles camuflados en el interior de una bota o en el respaldo de una silla.

El título de la muestra refleja la obsesión del autor por reducir sus piezas. Con la minimización, apela al gran ego del ser humano, encaprichado con un modo de vida que agota los recursos naturales, colocándose en primer lugar por encima de todos los seres vivos en incluso del planeta que le permite vivir. "El ego del ser humano llega a consumirlo todo, a necesitar tenerlo todo y aun así, necesitar un poco más. No cabemos aquí con esa actitud".

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