Jesús Ferrero sorprende con un escalofriante relato de fantasía científica. Doctor Zibelius, editada por Algaida, ya está a la venta desde principios del pasado mes de mayo y es un homenaje a la novela fantástica europea, pero también a la mitología popular de todas las épocas.

Doctor Zibelius se alzó, el pasado mes de diciembre, con el VII Premio Logroño de Novela, compitiendo con otras 242 novelas, de las que 27 llegaron desde América y el resto de diez diferentes países europeos.

Ferrero (1952, Zamora) es un veterano y prolífico autor que se dio a conocer en los años ochenta y que acumula más de una veintena de novelas, entre ellas Bélver Yin (Premio Ciudad de Barcelona), Opium, El efecto Doppler (Premio Internacional de Novela Plaza & Janés), Las trece rosas o El hijo de Brian Jones (Premio Fernando Quiñones). Además es profesor y colaborador puntual en El País.

La última novela de Ferrero cuenta la historia de un médico neurocirujano y psiquiatra que ha estudiado en París y que basándose en unas fórmulas que ha heredado de su padre, se plantea muy seriamente el trasplante de cerebro. El problema viene después, cómo el cerebro asimila ese cambio y establece una relación de identidad con el cuerpo. Porque la ambición de Zibelius es, más que curar, conseguir encontrar la residencia del alma.

Pero el escritor zamorano no solo habla de su libro, sino que también se moja y cuenta lo que opina sobre la actualidad: la reciente abdicación del Rey o el éxito de Podemos.

Esta es una pregunta 'comodín', pero ¿por qué esta novela y ahora?

No suelo elegir los temas por motivos oportunistas. En general, los novelistas no solemos hacerlo. Suelen ser decisiones de otros, y lo entiendo porque si no se toca un tema candente que el espectador pueda relacionar con la actualidad, no funciona. Mi novela tocaba la modernidad en el más estricto de los sentidos y es en parte por culpa de mi editor, que me dijo que la vinculara a la gran novela fantástica europea, cosa que no me importó. Pero yo no me he inspirado en Frankenstein, o Jack el pianista. Me impactaron los experimentos que habían llevado a cabo los soviéticos y los americanos que estaba muy próximo en nuestro horizonte el trasplante del cerebro

Sus novelas no pueden encajarse en un género literario concreto, ¿es algo espontáneo o buscado?

En la creación de una novela muy pocas cosas se suelen hacer aposta. Ciertas líneas argumentales que tienes ya concebidas tratas de desarrollarlas, por supuesto, pero los géneros suelen tener límites muy estrechos que te impedirían contar ciertas historias con la verdadera profundidad y grandeza.

¿Cuándo escribe siempre acaba sus novelas a parir de esa primera idea?

Dejo totalmente libre mi imaginación como cualquier historia durante años. Las dejo flotar como mínimo seis o siete años sin escribir una sola línea porque entonces interrumpes el viaje natural de la imaginación, que es muy sabia construyendo historias. Cuando llevo un tiempo bastante largo en mi cabeza, los personajes empiezan a aparecer en diferentes manifestaciones en mi cabeza.

¿Qué elementos le inspiran para escribir?

Cuando estoy viajando suelen ser buenos momentos. Los trenes y los aviones me estimulan mucho. También las horas muertas en estaciones y aeropuertos porque estás en un territorio de nadie, que invita a meterte dentro de ti mismo. También en los momentos ociosos y tontos de esas tardes de verano, que parecen que no sirven para nada.

Varios escritores a menudo se imaginan a esos lectores fieles que les siguen y leen, ¿cuando escribe piensa en tus detractores?

Creo que muchos escritores llevan incorporado un crítico terrible mientras están escribiendo y sobre todo cuando están corrigiendo. Este proceso lo lleva un diablo maligno que lo llevas dentro y no perdona ninguna. En el proceso de creación interviene el artista desarrollando su imaginación y su estilo. Es un momento muy delicado.

¿Cómo le sientan las críticas?

Intento no hacer una lectura patológica peor tampoco encajo bien todo tipo de críticas. He tenido la suerte de que desde el principio de mi carrera han sido muy buenas; me he sentido muy bien tratado por la crítica. Nunca he pertenecido a ningún grupo de presión ni a ninguna 'mafia' y si me han defendido es porque les han dado la gana.

Entonces, ¿nunca le han tentando con pertenecer a un lobby?

Creo que me han visto muy claro en mi figura de escritor independiente. Tampoco es que haya recibido demasiadas tentaciones... aunque alguna sí, pero también estoy muy adiestrado en hacerme el sueco cuando me conviene.

Vivimos en una época en la que los vampiros y los amores en tierras mulsumanas cogen protagonismo, ¿qué géneros o historias están teniendo éxito?

Están de moda entre los lectores que se compran una o dos novelas, que son las masas de lectores que realmente sostienen las librerías. Los thrillers están de moda con muchos elementos sentimentales, siguiendo una serie de tópicos. Lo que entendemos por novela literaria y por alta literatura vive uno de sus peores momentos de cara al mercado.

Cuando se aburre o se divierte, ¿qué suele leer?, ¿ve la televisión?

Leo cuatro o cinco periódicos todos los días. Voy al cine siempre que puedo y además consumo mucho cine clásico en casa. No me importa ver una película veinte veces si me gusta. No veo la televisión, con total sinceridad, porque hay gente que cuando dices eso piensa que estas mintiendo. No, no me gusta cómo informa y en líneas generales me aburre. Y como ocurrió que hace seis meses se estropeó la antena y decidí no arreglarla... Siempre estoy leyendo alguna novela, algún clásico y algo moderno al mismo tiempo.

Lo que dice es algo muy típico, así que, ¿por qué no le gusta la televisión?

Creo que han empeorado mucho todos los contenidos. En unos canales te llenan de publicidad, cosa que yo no soporto, Me parece que no tiene imaginación y es realmente aburrida. Nunca me gustó la televisión, pero caía en la tentación de encenderla.

¿Y RTVE?

La televisión pública que la pagamos todos con nuestros impuestos tendría que ser de todos. Ya basta de secuestrar la información y siempre los mismos sujetos. Si estamos en una democracia, deja opinar a todo el mundo y llama a un auténtico profesional para temas puntuales y no siempre los mismos pregoneros, eso de entrada. La televisión privada que haga lo que le dé la gana. En la época de Pilar Miró, la televisión se convirtió en un medio realmente importante, divertido, emocionante y con cantidad de contenidos culturales a todas horas. Quizás ahora haya que reinventar la televisión.

Dejamos de hablar sobre su visión de la literatura y hablamos de la actualidad. ¿Esperaba el  bajón del bipartidismo en las Europeas?

Me lo esperaba, es lo que pasa cuando aniquilas a la clase media, que es la que sostiene los Estados, la que paga religiosamente los impuestos, de la que salen todos los intelectuales y la que hace de colchón entre la clase alta y baja, impidiendo fundamentos radicales. Cuando te la cargas, abre las puertas de todos los demonios, abre las puertas de los extremos. La extrema derecha está subiendo por toda Europa, en España hay grandes reservas de esas sustancias que tarde o temprano aflorarán.

¿Qué le parece el partido político Podemos?

En el caso de Podemos, me ha gustado mucho una columna de Juan José Millás, ha sido simplemente invertir la sintaxis. La sintaxis de los últimos tiempos era “no podemos”, lo cual convertía el poder en una caricatura. Si eres un poder no tienes que presentarte como un “no poder”.

¿Le parece su programa electoral factible si llegan a gobernar?

Sinceramente no me parece un partido de extrema izquierda, aunque sí que es un partido más radical que Izquierda Unida. Aunque el izquierdismo de IU en los últimos tiempos era pura mantequilla. El del PSOE ya no digamos. La auténtica extrema izquierda en Europa fue cuando era joven. Podemos no es eso. Respecto a su programa electoral, soy muy escéptico, yo creo que casi todos los programas que te sirven los partidos son absurdos y difíciles de llevar a cabo. Tenemos pruebas históricas de que los programas están hechos en política para no cumplir. Simplemente están hechos para ganar electorado.

El Rey ha abdicado, ¿es buen momento?

Creo que es un momento oportuno para contar con un Doctor Zibelius. El Rey tiene problemas físicos serios como todos sabemos, así que si consiguieran trasplantar su cerebro a un cuerpo más joven, incluso aunque no fuese Borbón, podríamos tener Juan Carlos para otros 50 años, pero eso sería una desgracia para el príncipe Felipe. Yo recomiendo no llamar a Zibelius y que el proceso que ha emprendido abdicando se cumpla. Como medida política, me parece bastante oportuna, y espero que detrás de esto no haya ninguna sombra inquietante.

¿Es buena idea organizar un referéndum tras las movilizaciones republicanas?

Con todos los problemas de Estado yo no sería partidario de añadir uno más. Yo ese referéndum lo dejaría para el futuro y siempre que la mayoría de los españoles lo crean necesario.