Este centro médico asiste a una media de 120 pacientes de todo Aragón, Logroño y Soria a través de dos aceleradores lineales de electrones (usados para la radioterapia). Sin embargo, una de las máquinas se avería «día sí, día no», según confirman los pacientes y el personal sanitario consultado. Estos aparatos están preparados para apagarse automáticamente cuando surge el menor problema para evitar riesgos.

Es el caso de Mari Carmen (nombre ficticio), que tendría que darse una sesión diaria de radioterapia tras haberse sometido a tres operaciones. «Desde el martes pasado no he podido asistir ni una sola vez y mi médico me dice que no sabe si tendré que empezar de nuevo el tratamiento», explica.

El único de Aragón

El hospital Clínico es el único centro público de Aragón que ofrece este tratamiento, que se realiza en turnos de mañana, tarde y noche. La familia de Mari Carmen ya ha puesto una reclamación en el propio hospital, todavía sin respuesta.

Los más afectados son los pacientes de la mañana (unos 20 cada día), que desde hace una semana apenas reciben tratamiento. Tampoco se aplica radioterapia continua a los cerca de 25 pacientes que acuden cada tarde, según confirman fuentes sanitarias.

Desde principios de la semana pasada (cuando la avería se agravó) un técnico trabaja a diario para resolver el problema, lo que ha permitido que la radioterapia llegue a muchos de los pacientes que acuden por la noche (más de una decena).

«Creemos que han concedido un aparato nuevo para 2010, pero se tendría que poner otra máquina en el Servet», denuncian responsables de CGT. El Salud explicó que los técnicos terminaron ayer las reparaciones del acelerador, pero los pacientes aseguran que ya se ha arreglado en otras ocasiones y que siempre vuelve a averiarse.

«Hoy no funciona, vuelva mañana»

Mari Carmen comenzó su tratamiento de radioterapia a mediados de febrero. Le habían prescrito 30 sesiones que debía recibir a diario. Sin embargo, un mes después sólo se le han aplicado 15 sesiones. «Muchos días llego al hospital y me dicen que la máquina no funciona y que tengo que volver al día siguiente; otros días me llaman por teléfono a primera hora de la mañana para advertírmelo y ahorrarme el viaje en balde. Ya no sé qué hacer», se queja Mari Carmen.