He llegado a Marina D'Or hace algo más de una hora, y ya he conocido al equipo de maquilladores y peluqueros - estilistas todos - que se encargarán de domar tanta melena - Míster Cuenca incluído -, de policromar párpados y de marcar o inventar pomulazos.

Cuando he plantado mi bolso sobre el mostrador de la recepción de los apartamentos de Marina D'Or allí estaban todos ellos, que esta tarde tendrán reunión a las cuatro - se lo ha dicho una chica rubia con dos teléfonos móviles colgando del cuello - para que la organización les dé las directrices de maquillaje y peluquería. Todo ello bajo la estupefacta mirada de un matrimonio de jubilados que esperaban a que les dieran la llave de su apartamento.

Como escribiera Monterroso sobre mí: Cuando llegó, los estilistas ya estaban allí.

Claro, que ellos les toca compartir apartamento y yo tengo uno para mí solo en la octava planta del Edificio ELCANO - perdónalos Juan Sebastián -. El 8W, para ser preciso (si lees esto, Mister Huesca , ya sabes dónde estoy). Un apartamento grande; con dos dormitorios, dos cuartos de baño y un salón comedor con una terraza desde la que veo el mar por un lado, y una encantadora hilera de rascacielos 'en primera línea de playa' por el otro.

La verdad es que no está nada mal mi apartamento. Y que me ha sorprendido muchísimo que las cortinas del salón no sean del mismo estampado que la tapicería del sofá - cama, supongo... a ver... cama. Confirmado -, ni las de los dormitorios vayan a juego con las colchas.

Lo que más me gusta de mi apartamento, sin duda, es el kit de higiene y belleza que incluye cada uno de los cuartos de baño. Un encantador bolsito de plástico transparente que incluye, a saber:

Una auténtica belleza.

Y ahora os tengo que abandonar, queridos míos. Me toca acreditarme. Prometo manteneros al tanto e informados de todo lo que pase por aquí. Incluído Míster Huesca...