Al menos cincuenta rebeldes murieron entre el martes y el miércoles en enfrentamientos contra las fuerzas del régimen del presidente sirio, Bachar al Asad, que están avanzando hacia la prisión central de la ciudad de Alepo, en el norte de Siria, informó el Observatorio Sirio de Derechos Humanos.

Dicha organización informó que los insurgentes perdieron la vida por los bombardeos y en los enfrentamientos contra el ejército, que está apoyado por miembros del grupo chií libanés Hizbulá, en la zona industrial de Sheij Nayar y en la rotonda de Barich, al norte de Alepo y en las proximidades de la cárcel.

Las autoridades anunciaron este miércoles que habían recuperado el control del pueblo de Hilan, en su avance hacia el presidio, que aunque está en manos del régimen lleva desde hace más de un año cercado por combatientes del Frente al Nusra, filial de Al Qaeda en Siria, y de otras brigadas afines.

Una fuente militar dijo a la agencia oficial Sana que los uniformados causaron "fuertes pérdidas entre los grupos terroristas armados".

En las últimas horas, los soldados se han hecho con el dominio de amplias áreas al norte de Alepo, en las inmediaciones de la prisión.

En un intento de frenar el progreso de los leales a Al Asad, los insurgentes volaron anoche de forma completa el Hospital Al Kindi, que ya fue objetivo de un atentado el pasado diciembre y que se encuentra en las cercanías del centro penitenciario.

Además, desde este hospital, que en el pasado fue usado como base por los efectivos gubernamentales, se domina el llamado camino de Castelo, la única vía que controlan actualmente los rebeldes en la periferia norte de Alepo.

Para apoyar su avance hacia la cárcel, el ejército ha trasladado en los dos últimos días unos dieciséis carros de combate a Sheij Nayar, según el Observatorio.