Durante las actuaciones del festival de Eurovisión de 2014, celebrado en la capital de Dinamarca, Copenhague, hubo dos actuaciones que fueron el día y la noche en cuanto a reacción del público asistente en directo a la gala.
La pareja rusa, formada por las hermanas Tomalchevy, sufrió las iras de los eurofans. El motivo no fue su actuación, sino los escándalos de homofobia que ha protagonizado el Gobierno ruso en los últimos meses. Cuando salieron al escenario, se escucharon abucheos en el auditorio.
Además, junto a la tradicional exhibición de banderas de los países participantes, durante la actuación rusa se vieron entre el público banderas arcoiris, las representativas del colectivo gay, como muestra de reinvidicación.
Más patentes todavía fueron los abucheos cuando llegó el turno de Rusia para hacer públicos sus votos. Tanto a la hora de saludar como a la de despedirse, se oyeron con fuerza las quejas del público. También los países que le daban a Rusia 8, 10 ó 12 puntos recibían abucheos.
Por el contrario, quien se llevó numerosos aplausos y vítores fue el representante de Austria, Conchita Wurst. Este inclasificable artista, vestido como una mujer pero con barba, sorprendió a todos no ya sólo por su aspecto, sino por su brillante actuación.
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