Las engañosas “dietas milagro”: cómo hacer para reconocerlas

  • Muchas de estas dietas provocan efectos negativos, pero en el largo plazo.
  • La misma dieta no tiene los mismos efectos para todos ya que depende de la edad, el metabolismo y los hábitos de vida.
  • Hay que acudir a un especialista que nos proponga una dieta para adelgazar de forma progresiva y lenta, y sin sufrir carencias de nutrientes.
Una mujer midiendo su cintura.
Una mujer midiendo su cintura.
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Una mujer midiendo su cintura.

El apelativo debiera ser suficiente para desacreditarlas, porque en esto tampoco existen milagros. Los atajos llevan a muchas personas a recurrir a fórmulas aparentemente más cómodas para perder peso. Son dietas que prometen reducir peso en pocos días y sin apenas pasar hambre, aunque con el refuerzo, en ocasiones, de algunos productos que suponen un coste económico. Son eso, las “dietas milagro”.

A pesar de las reiteradas advertencias, muchas personas siguen cayendo en la trampa. “Nos las venden muy bien y si encima tiene el nombre de un doctor parece que transmiten cierta tranquilidad”, afirma Elena Rodríguez, profesora de los departamentos de Química Analítica y Nutrición de la Facultad de Farmacia de la Universidad Complutense.

El fraude está en la calle y algunos denominados “dietistas” forman parte de él. “Se aprovechan de la desesperación de la gente para vender esas dietas. Hay clínicas cualificadas pero, lógicamente, son más caras y la gente mira por su economía en los tiempos que corren”, apunta la especialista.

Muchas de estas dietas provocan efectos negativos, pero la mayoría no lo hacen a corto plazo. Las consecuencias vienen después. Estas son algunas de las alteraciones más comunes:

  • Las dietas que prometen adelgazar con mínimo esfuerzo fomentan expectativas ilusorias que empujan, a la persona que las hace, al fracaso, a un sentimiento posterior de culpa y a la pérdida de la esperanza de que alguna vez puedan controlar su problema de peso.
  • Aumentan el riesgo de padecer depresión, obsesión por los alimentos “prohibidos” y trastornos de la conducta alimentaria.
  • Pueden producir deficiencias nutricionales en proteínas, vitaminas, minerales… con las consecuencias sanitarias asociadas; aunque rara vez se materializan los posibles peligros para la salud, porque las dietas suelen abandonarse a las pocas semanas.
  • No enseñan hábitos alimentarios o estilo de vida adecuados y, cuando se abandonan, las personas vuelven a sus hábitos dietéticos habituales.
  • Al dejar la dieta se produce un aumento de grasa mayor al inicial (efecto rebote o yoyó).

Cómo reconocer la falsa magia de estas dietas

La doctora recuerda que la misma dieta no tiene los mismos efectos para todos ya que depende de la edad, el metabolismo y los hábitos de vida. Por eso, lo aconsejable es acudir a un especialista acreditado para que controle el tipo de régimen alimenticio que permita adelgazar de forma progresiva y lenta, y sin sufrir carencias de nutrientes esenciales.

Así que, ¿cómo distinguimos una dieta presuntamente mágica de otra hipocalórica equilibrada? Elena Rodríguez nos da unas cuantas pautas para reconocer a las engañosas “dietas milagro”:

  • Son dietas exageradamente bajas en calorías que provocan una rápida bajada de peso.
  • Ese peso se pierde a expensas de glucógeno, agua y proteína, es decir, de masa magra y no de masa grasa.
  • Los kilos que desaparecen rápido regresan con la misma celeridad en cuanto dejamos la dieta. Todas tienen efecto rebote o yoyó.
  • Suelen presentarse con promesas atractivas, como perder peso sin esfuerzo, o sin pasar hambre, o en un tiempo récord.
  • En muchas ocasiones afirman ser seguras y no causar riesgos a la salud.
  • Suelen estar prescritas por personas sin conocimientos en el campo de la dietética y la nutrición, por lo que los fundamentos en los que se basan son muy cuestionables.
  • En algunas ocasiones se afirma que están diseñadas por algún profesional sanitario (casi siempre un médico), para reforzar su eficacia y seguridad.
  • Su descripción suele ser muy imprecisa (por ejemplo, no se suele indicar la cantidad que hay que tomar de cada alimento).
  • En muchos casos para su publicidad y para aumentar su veracidad, utilizan la imagen de un personaje famoso.
  • No suelen acompañarse de otras recomendaciones sobre el estilo de vida, como incrementar el ejercicio físico.
  • Muchas llevan aparejadas la toma de productos “milagro”, que incluso se venden en farmacias, y que son básicamente diuréticos y laxantes que hacen perder peso a costa de líquido, pero no de grasa.
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