Al menos cuatro policías resultaron heridos el viernes en Budapest, uno de ellos de gravedad, y se practicaron decenas de detenciones, durante unas manifestaciones realizadas tras los festejos del aniversario de la revolución de 1848.

Unas 1.000 personas se enfrentaron con la Policía después de formarse una marcha no anunciada en el centro de la capital húngara, donde los autores de las protestas levantaron varias barricadas en la céntrica avenida Andrássy y otros lugares públicos, al tiempo que lanzaban piedras, botellas y diversos objetos.

La Policía utilizó gases lacrimógenos y cañones de agua contra los manifestantes, muchos de los cuales eran "cabezas rapadas".

Poco después de las 18.00 hora local (17.00 GMT), unas 4.000 personas se dirigieron hacia el edificio de la Oficina Nacional de Investigaciones, adonde había sido trasladado György Budaházy, buscado por la Policía desde el otoño pasado por protagonizar disturbios, acusado de delitos contra el orden público y que fue encontrado hoy por las fuerzas del orden.

Los congregados exigieron la liberación de Budaházy y después algunos de ellos se dirigieron hacia el centro de la ciudad, quemando automóviles y cubos de basura.

El portavoz policial László Garamvölgyi dijo a la emisora ATV que muchos de los manifestantes "están armados", si bien no concretó con qué tipo de armas.

Un alcalde en apuros

Los guardaespaldas del alcalde de la ciudad protegieron con paraguas a su jefe de la continua lluvia de objetos y huevos lanzados por los manifestantes.

No llovía, pero los miembros de seguridad conocían de antemano el intento de sabotaje de un grupo de ciudadanos.

El alcalde consiguió terminar su discurso pero no pudo evitar ser alcanzado por uno de los huevos pese a la espectacular protección.