Rita Prigmore fue víctima de la persecución nazi a los gitanos. Ella y su gemela Rolanda nacieron en Alemania el 3 de marzo de 1943, cuando muchos gitanos sinti como ellas ya habían sido deportados a Auschwitz.

En ese campo de concentración, que ha visitado tres veces, murieron 300 parientes suyos. Más de 18.000 gitanos fueron deportados a instalaciones de este tipo durante la II Guerra Mundial.

Su abuelo era cestero, su padre músico y su madre, cantante y bailarina, trabajaba en una fábrica. Muchos gitanos estaban integrados en Alemania hasta que Hitler llegó al poder en 1933.

En 1934 nació el Centro Gitano y comenzaron las medidas represivas. En 1936, su padre fue "arrestado y fichado". En 1938, la Gestapo "confiscó a mi abuelo su casa y lo trasladó con su familia a un piso de una habitación y media", recordó este miércoles en una conferencia que ha impartido en la Universidad Pablo de Olavide (UPO) de Sevilla.

En 1942 todo empeoró más: Los nazis "planearon esterilizar a los gitanos", apuntó. Su madre quedó embarazada. "Intentaron que abortara, pero esperaba gemelas y le hicieron firmar un documento para entregarnos a la investigación", explicó.

Su madre trató de escapar con ellas al nacer, pero no lo logró. Los médicos experimentaron con ambas. Querían  que sus ojos fuesen azules. Rolanda murió. Su madre fue esterilizada tras el parto, igual que su tío, que estuvo en el escuadrón de Hitler "hasta que se descubrió su origen", relató.

Rita no supo nada hasta después de cumplir los 40. Hoy narra su historia a los jóvenes para que nadie olvide. Los grupos antisemitas, afirmó, "siguen adelante y son un peligro".

"Gracias" fue una de las palabras que más se escucharon en la intervención de Rita en Sevilla. Muchos de los asistentes a su charla le agradecieron su testimonio. Un estudiante alemán se dirigió a esta superviviente para pedirle perdón en nombre de su país.

¿Cómo se supera una situación así?

Contando mi experiencia. Convirtiéndola en mi trabajo, en mi misión.

¿Puede perdonar?

Nunca se olvida. Y se perdona porque las nuevas generaciones, que son el futuro, deben saber qué fue lo que ocurrió, tener datos sobre esa parte de la Historia. Transmito mi testimonio para que afronten su futuro. Preferiría estar con mis nietos, pero sigo adelante con ayuda de la fe.

¿Qué sintió la primera vez que estuvo en Auschwitz?

Fue terrible. Me sentí fatal. Ver esos zapatos de bebé, tantas maletas con nombres... Me desmayé. Lo importante es que no se olviden tantas malas experiencias vividas allí.

¿Cree que se ha aprendido algo?

Sí, pero me sorprende que Alemania, por ejemplo, tardase tanto en enseñar en las escuelas qué fue el Holocausto, cuando mi hijo (49 años), ya lo aprendió en el colegio.