Le gusta enseñar la lengua esponjosa y, después, batir las nalgas en sacudidas enrabietadas. Sin embargo, tras el desacato de sus gestos, Miley Cyrus conserva una faceta frágil y sentimental. El dolor por la pérdida de su perro Floyd, un alaskan klee kai con el que había compartido paseos, siestas, lametones y fotografías en las redes sociales, inspiró el pasado 2 de abril tuits temblorosos, un trending topic (#RIPFloyd), el encargo de un peluche a imagen del difunto y un concierto en Boston presidido por una efigie gigante del can (ante esta se derrumbó la artista, incapaz de terminar la canción Landslide, "la favorita de Floyd", explicó).
La fama a veces está llena de soledad y frío. Tal vez por eso, el mundo de las celebrities está protagonizada por historias de mascotas y amor animal. Difícil es fotografiar a Amanda Seyfried sin su perro sin pedigrí, el cual le acompaña a correr, a la compra y hasta a tomar el aperitivo; o a Paris Hilton sin portar uno de sus diminutos chihuahuas, a quienes se rumorea que la empresaria ha construido una mansión dotada con sala de cine, entre otros servicios.
Bibiana Fernández, hasta el lunes atrapada en la isla de Supervivientes, no se acordaba en Honduras de nadie salvo de su perra ("Mi vida soy yo y ella, creo que es bueno tener perspectiva", declaró); Álex de la Iglesia ha sustituido su foto en Twiter por la de su can, Felipe, y Fernando Tejero confesaba en diciembre su aflicción por la pérdida de su west highland white terrier, Woody, de quien no se separaba ni en las entrevistas.
Otros tienen, incluso, tirón comercial: el primer perro de los Obama incentivó las ventas de los pastores de agua portugueses.
Mucho más que ladridos
Sin embargo, son otras las mascotas que rivalizan por un mayor número de titulares. Las más exóticas van a la cabeza. De sobra es conocido el caso del mono capuchino de Justin Bieber, Milly, al que la Policía retuvo en el aeropuerto de Munich por no tener los papeles en regla (ahora vive en un zoo del norte de Alemania mientras espera a su dueño). O la pareja de minicerdos que David Beckham regaló a su mujer.
El cerdo de Emma Thompson es el que cuenta con un currículo más completo: ha paseado por alfombras rojas, azules y por el Paseo de la Fama de Hollywood. Lo mejor de este ejemplar, se dice, es su naturalidad al posar.
Comentarios
Hemos bloqueado los comentarios de este contenido. Sólo se mostrarán los mensajes moderados hasta ahora, pero no se podrán redactar nuevos comentarios.
Consulta los casos en los que 20minutos.es restringirá la posibilidad de dejar comentarios