Los Mossos d'Esquadra han detenido a doce personas por su presunta participación en una red de dopaje para deportistas amateurs. Se trata de cinco ciclistas amateurs, cinco culturistas y una madre y su compañero sentimental, quienes revendieron en el mercado negro la hormona de crecimiento que les suministraba un hospital para su hija de 15 años.

La investigación arrancó en diciembre a raíz de las sospechas que despertó un ciclista de la comarca de Osona (Barcelona) que se inscribió en la categoría Máster 40, pues recibió un paquete de EPO en su casa. Las indagaciones pusieron de manifiesto la vinculación entre gimnasios y ciclismo amateur. A diferencias de otros casos, los implicados no adquirían EPO procedente de Andorra, sino que lo compraban a través de la República Popular de la China.

Cuando los investigadores identificaron a los implicados en la trama, se organizó un dispositivo policial que se saldó con 11 entradas y registros en domicilios particulares, un bar y una tienda de nutrición deportiva de las poblaciones barcelonesas de Taradell, Cardedeu, Les Franqueses del Vallès, Terrassa, Badia del Vallès, Mataró y la capital catalana. Las detenciones se practicaron entre el 28 de febrero y el 10 de abril.

En total, los agentes incautaron 5.700 dosis de varias sustancias para el dopaje, como EPO de origen español y chino, hormona de crecimiento de procedencia china y turca, insulina, clembuterol oral e inyectable, HCG, efedrina y varios anabolizantes. También intervinieron el denominado EPO de los pobres, un suero de sangre de ternero que se administra por vía endovenosa para mejorar el rendimiento de los deportistas, así como una gran cantidad de jeringuillas y material para perfusiones endovenosas.

La pareja detenida recogió unas 17 cajas de hormonas de crecimiento que les prescribió un hospital de Terrassa (Barcelona) para el tratamiento de su hija. Cada caja supone un coste para la administración de 170 euros pero las revendieron por 100 euros cada una a un culturista de un bar cercano a su casa. Este se quedó algunas de las cajas para uso particular —incrementan la masa muscular— y revendió el resto a precios que oscilaron entre los 500 y 600 euros.

Los Mossos, que han puesto el caso en conocimiento de la Fiscalía de Menores y de sus médicos, calculan que la menor se quedó sin su tratamiento para el crecimiento durante unos tres meses. Además de un delito de tráfico de sustancias para el dopaje, su madre y su pareja podrían ser acusados de un delito de abandono de familia y otro de estafa. De momento, han quedado en libertad con cargos como el resto de detenidos.

El jefe del área central de investigación de los Mossos d'Esquadra, el inspector Jordi Domènech, ha afirmado que la madre y su pareja sentimental son de clase media y no tenían problemas económicos, por lo que considera que optaron por revender las hormonas de crecimiento que tenían que suministrarle a la niña para lucrarse.

En cambio, los deportistas detenidos traficaban con el objetivo principal de poderse pagar las sustancias dopantes que consumían, si bien en uno de los casos sí que hubo enriquecimiento personal, ya que a uno de ellos se le intervino numerosas dosis. Según Domènech, los deportistas detenidos se dopaban "por un tema de ego", para poder alardear de su marca en las redes sociales y para ganar premios en competiciones aficionados.

Este tipo de hormonas de crecimiento con garantía hospitalaria son muy buscadas en el mercado negro, ya que ofrecen más garantías de calidad que las que se compran en Internet a países como China, Turquía o Brasil, puesto que en este caso se desconoce si han caducado o si han sido falsificadas.

Domènech ha advertido de que estas sustancias suponen un "gran peligro" para la salud de los consumidores y además alteran los resultados deportivos y van contra la ética del deporte, por lo que, en virtud de una reciente reforma legislativa, a los traficantes, más allá de las consecuencias penales, se les puede retirar la licencia federativa.