Los prorrusos ignoran el ultimátum de Kiev y siguen asaltando edificios en el este

Dos líderes de los manifestantes prorrusos armados, vestidos de camuflaje, hacen guardia en el edificio de servicio de seguridad ocupado en Lugansk.
Dos líderes de los manifestantes prorrusos armados, vestidos de camuflaje, hacen guardia en el edificio de servicio de seguridad ocupado en Lugansk.
Anastasia Vlasova/ EFE
Dos líderes de los manifestantes prorrusos armados, vestidos de camuflaje, hacen guardia en el edificio de servicio de seguridad ocupado en Lugansk.

Los activistas prorrusos han ignorado el ultimátum presentado este domingo por el presidente interino de Ucrania, Alexandr Turchinov, con el asalto este lunes a la sede del Ministerio del Interior en la ciudad de Gorlovka, en la misma región de Donetsk donde se mantiene un pulso contra el Gobierno de Kiev. Según informan medios locales, junto al edificio se han oído disparos, al parecer de los policías que se encontraban en su interior, y que dispararon contra los asaltantes.

Vladímir Makonóvich, líder de la autoproclamada "república popular de Donetsk", ha exigido a todas las administraciones locales de esta región que le juren lealtad y pidió a sus seguidores prorrusos que tomen el control de los organismos públicos. "Los alcaldes deben bajar a la calle con todos los cargos públicos y jurar lealtad al pueblo de la República Popular de Donetsk", dijo en una reunión con otros activistas a la que se invitó a la prensa.

A su vez, Makonóvich denunció el enfrentamiento armado con víctimas mortales entre los activistas y fuerzas ucranianas que habría tenido lugar durante la noche en la ciudad de Sláviansk, a 120 kilómetros de Donetsk, tomada en los últimos dos días por hombres armados identificados como Guardia Popular de Donetsk.

No ha sido el único ataque que incumple el ultimátum de Kiev: al menos 100 activistas prorrusos han entrado este lunes armados en el cuartel general de la Policía en la localidad de Horlivka, en el este de Ucrania, según han informado testigos de los hechos.

Turchinov había dado de plazo hasta este lunes a las 9.00 horas (8.00 hora peninsular española) para que los separatistas prorrusos depusieran las armas y abandonaran los edificios públicos que mantienen ocupados en el sureste del país, especialmente en ciudades de la región de Donetsk.

El jefe del Estado ucraniano, que anunció este domingo por la noche que empleará el ejército para restaurar el orden, firmó un decreto que garantiza que no se perseguirá judicialmente a quienes acaten el ultimátum en caso de que no hayan herido o matado a otros ciudadanos.

En un mensaje a la nación, Turchinov advirtió de que el Gobierno de Ucrania no permitirá la repetición del "guión de Crimea en las regiones orientales de Ucrania", en alusión a la reciente anexión de esa región ucraniana por la Federación de Rusia.

Aseguró que las autoridades ucranianas han hecho todo por evitar el derramamiento de sangre, pero están dispuestas a rechazar "con las armas en la mano los intentos de invasión y desestabilización, así como las acciones terroristas".

Rusia niega estar implicado

Rusia reaccionó al ultimátum del Gobierno de Kiev con una declaración de su cancillería que tachó de "criminal" la decisión de Turchinov de utilizar el Ejército para aplastar "manifestaciones pacíficas".

Moscú, que niega su implicación en los acontecimientos en las regiones de Ucrania, aseguró que de Occidente depende que se evite una guerra civil en Ucrania, en alusión a su influencia en el Gobierno de Kiev, al que el Kremlin le niega toda legitimidad.

Por su parte, la candidata a la Presidencia ucraniana Yulia Timoshenko ha asegurado que está en contra del uso de la fuerza. "La primera vía de solución, el inmediato uso de la fuerza, desembocará casi con seguridad en un derramamiento de sangre a gran escala y, muy probablemente, en la consiguiente agresión por parte de la Federación Rusa", dijo al canal de televisión Ukraína.

Timoshenko, que lidera el partido Batkivschina (Patria), al que pertenece el presidente interino, Alexandr Turchínov, subrayó que el uso de la fuerza "es una variante que los responsables dirigentes de un país no pueden tomar así como así".

"La segunda variante son las negociaciones al máximo nivel. Y eso es lo que todos esperan, en estos momentos. Si en Ginebra se reúnen, prácticamente, los principales líderes de las estructuras internacionales, significa que todo el mundo está ahora centrado en solucionar los problemas de Ucrania", señaló.

La ex primera ministra se mostró convencida de que "la gente que vive en Ucrania, tanto en el este como en el oeste o en el sur, no quiere una guerra". Al mismo tiempo, advirtió a Moscú de que, en caso de que se le ocurra repetir en el sureste de Ucrania el escenario de Crimea, el Ejército ucraniano y la recién creada Guardia Nacional responderán con todos los medios a su alcance, "incluido militares".

Y rechazó las condiciones impuestas por Rusia a las autoridades de Kiev sobre el reconocimiento de Crimea como parte del territorio ruso, la aprobación de una Constitución federalista y la renuncia a ingresar en la Unión Europea y a cooperar con bloques militares. "En otras palabras, una nueva colonización de Ucrania", señaló.

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