El escritor Manuel Barea ha sido el reciente ganador del I Premio Valencia de Novela Negra por su ópera prima, Vertedero, y, con tan solo 24 años, ya ha visto cómo su primer trabajo, un thriller plagado de drogas, asesinatos y personajes marginales, ve la luz en la editorial Lengua de Trapo.

El joven sevillano ha recordado la falta de oportunidades para los escritores noveles, quienes, a su entender, solo reciben la atención de las 'grandes' editoriales "cuando éste lleva a sus espaldas 200 entradas de su polémico blog o algún periodista alternativo le dedica un par de columnas en su web".

Barea reconoce no sentirse atraído por las nuevas tecnologías, por lo que a la hora de publicar "sabía que la única forma" era presentarla a un premio o "enviarla a editoriales valientes". "Son editoriales que publican lo que quieren, no lo que les obliga el gran público, que no es tan grande como parece", ha explicado.

La novela se ha dado a conocer gracias a un premio, otro de los asuntos que suelen colear respecto a las escasas opciones para escritores noveles. Barea defiende esta opción, recordando que "no es malo que haya muchísimos premios" si el escritor sabe hacia donde orientar sus envíos a la hora de presentarse a galardones.

"Tan solo hay que saber escoger cuál es el que más o menos se adapta a uno, a lo que se quiere escribir o lo que se está escribiendo, prácticamente lo mismo que mandar un manuscrito a una editorial, no puedes enviarlo a veinte editoriales así al tuntún, sin filtro, sin tener en cuenta el catálogo o el terreno en el que se mueven esos editores", ha justificado.

El protagonista de su historia pasa siete años en prisión tras un golpe fallido en una localidad del sur de la España de los años 90, en el que es traicionado por sus amigos. Su regreso a la zona supondrá una cadena de venganzas con un barrio marginal como telón de fondo que, además, terminará por convertirse en otro personaje.

Barea retrata las duras condiciones de vida de los jóvenes de estos barrios, arrastrados a delinquir para lograr algo de dinero. El escritor sevillano reconoce que la actual situación de crisis económica le ha inspirado para la construcción de esta novela.

"Lo cierto es que quería escribir una novela negra situada en el sur de España con elementos de aquí. Que tuviera todos los ingredientes del género, lo más arquetípico y, al mismo tiempo, se alejara del estereotipo general de la novela 'noir' de la ley seca y la femme fatale. Si prácticamente todo va mal en este país, en la historia iba a pasar igual", ha resaltado.

Con una escritura torrencial al principio de la novela, cortada por la tercera persona al introducir una nueva historia, Barea no quiere reconocerse como 'heredero' de nadie en su estilo narrativo. "Sé que a veces el mercado necesita eso de 'el próximo Faulkner' o 'el Chandler del siglo XXI' y pienso que eso solo es márketing. Dudo que pase conmigo", ha aseverado.

Respecto a su futuro, ha recordado que "lo difícil será mantenerse" y, pese a estar trabajando ya en su siguiente novela, no cuenta todavía con ningún compromiso editorial. "De aquí en adelante puede que no haya premios de por medio y que sea solo yo delante del ordenador y luego con mi taco de folios impresos. Ya veremos qué ocurre", ha concluido.

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