El consulado de Rumanía, un chalé unifamiliar situado en la calle Ángel de Diego Roldán, en el distrito de Chamartín, continúa abierto pese a que hace más de un mes Gerencia de Urbanismo ordenó el cese de su actividad por carecer de licencia de funcionamiento e instalaciones.
La asociación de vecinos de la colonia Unión Eléctrica Madrileña asegura que desde que se abrió el proceso de regularización, el pasado febrero, se han llegado a agolpar hasta 800 personas a las puertas del consulado. Ello ha provocado el malestar de quienes viven allí, porque la sede no dispone de «infraestructura suficiente» para atender a sus compatriotas.
«Esta era la residencia de un embajador, no un consulado. La sede actual ni siquiera paga el vado y a veces hay gente que se queda a dormir en las aceras o que hace sus necesidades en la calle», asegura un portavoz vecinal.
El Ministerio de Asuntos Exteriores ha pedido a la embajada que llegue a un acuerdo con los vecinos y que resuelva su situación jurídica. Sin embargo, ha dejado en manos de la Gerencia de Urbanismo –que ya había pasado el caso a Exteriores–, la decisión sobre el futuro del local. El cónsul rumano, Nicu Stan, asegura que trasladar la sede ahora «sería fatal».
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